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viernes, 27 de mayo de 2011

Un Hombre Solo

Me sentía ansioso, mi cuerpo estaba sudado y deseoso de sentir placer, me revolcaba en mi cama queriendo sentir el calor de una hembra sedienta de goce, igual que yo, pero estaba solo.

Tome mi almohada y la rocé contra mis partes íntimas, mi rigidez era tan grande, que no podía hacer más que acariciarme, recorrí mi cuerpo, despacio, mis manos, aunque torpes, me satisfacían plenamente y en mi mente recreaba actos impúdicos de otras épocas, evocando penetraciones profundas y deseos prohibidos.

Puse una película para mayores, pensando en que sería un mayor aliciente para dejar parir mi semilla, mis ojos se clavaron en aquellas escenas y me sentí partícipe de aquellos actos, mis ganas crecían a medida que observaba el televisor y escuchar los gemidos de la protagonista me electrizaba.

Recorrí mi pecho frondoso y mis pezones pequeños, me seguí revolcando entre mis sabanas, pero no era tiempo de llegar hasta mi integridad, quería alargar aquella sensación profana y mis manos se instalaron en mi pubis y en mis testículos, sabía lo que quería, por eso, cada uno de mis movimientos eran en forma circular y pausada, sin apuros, sin contradicciones y sobretodo, con mucha decisión y fina hombría.

Mi acto solitario me estremecía, mi boca estaba sedienta por sentir los besos de alguna musa, seguí dando fuertes empujones en mi almohada y en mi cama, estaba enloquecido, ardiente, observando lujurioso mi película favorita, mi respiración era acelerada y mis manos, se acercaban cada vez más a mi garrote.

Sin poder aguantar más, lo tome con mis dos manos, de su tronco, recorrí cada centímetro de él con fuerza, tenia ganas de morir en mi acto, por eso, comencé dándole a mi fuerza, una cadencia palpitante, en principio lenta, pero que se fue acrecentando cada vez más, escuchando y viendo a mis actores.

Me aferraba de mis testículos y de mi virilidad y frotaba tan fuerte como podía, mi ansiedad por derramar mis caldos era inmensa y sentía en mis manos los chorros que manaban vívidos por su cabeza, mi cuerpo sudaba y me sentía a punto de desembarcar mis deseos.

-Mmmmm, ahhhhhh, que rico- era lo único que pronunciaba.

En mi estomago sentí que mi tiempo estaba a punto de llegar y sin pensarlo aumente enloquecido mi ritmo, en el televisor, los actores ya lo habían hecho de mil formas diferentes y yo solo quería estallar, saciarme, sacarme todas las ganas de regar mis sabanas y talvez mi cama completa, con mi leche, subí el volumen a la televisión y me fui raudo al orgasmo.

Con mi mano pegada en mi integridad me conduje seguro y feliz al encuentro de mí sed saciada por mis manos, mis testículos estaban inyectados de toda mi osadía, por eso, frote y frote tan fuerte como pude, hasta que por fin, sentí ese choque eléctrico que tanto esperaba, que se me presentó en la punta de los pies y que estalló en mi cabeza, y en mis sabanas blancas.

-Uffffff, que satisfacción- dije sin pensar.

Me quede un momento tirado entre mis fluidos, el olor que mana de ellos es algo que me agrada, luego de un rato me reincorporé y decidí que era hora de salir a buscar una amante, si bien, mi goce fue increíble, no hay nada mejor que estar en compañía, pensé, al volver a sentirme insaciable.

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