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lunes, 3 de octubre de 2011

Como unos universitarios perfeccionan sus mast...

Juanito era un chico muy aficionado a masturbarse pensando en las cosas mas eróticas que podía imaginarse y así disfrutaba de unas pajas sensacionales por lo menos 5 o 6 veces al día.

Cuando ya estaba muy cansado de tantas pajas, pensaba como tener mas deseos sexuales a pesar de su agotamiento por el exceso de pajas en ese día, y recordó que si miraba revistas eróticas volvía a tener mas y mejores erecciones.

Para ese propósito se conseguía todas las revistas posibles de obtener y las pajas seguían y seguían a más y mejor, y mirando las revistas se fijó que lo que mas le gustaba era ver las chicas subidas en tacos finitos y muy altos.

Pero al poco tiempo de ver tantas figuras de preciosas mujeres así vestidas con esos tacones de meravilla, trató de seguir en las calles a chicas con esos zapatos, pero no encontró ninguna que los usara así ya que las modas no lo aconsejan ahora y ellas se sienten muy incómodas subidas en tacos tan altos.

Entonces Juanito trató de conseguir que sus hermanas o sus amigas se compraran esa clase de zapatos, pero se vió enfrentado a las burlas y el desprecio de ellas, las que lo ridiculizaron diciéndole que sus pretensiones eran tontas, ya que no se usaban y adems quedarían muy adoloridas por eso tacos tan altos, ya que ellas los usaban solo entre 5 a 7 cms ahora.

Juanito que era muy llevado por sus ideas, discurrió de comprar el mismo, unos zapatos como los que usaban las chicas en las revistas, eran unos cerrados modelo de fiesta en color rojo encendido con tacones de 14 cms. para su pié del Nº 42 y un par de medias de malla del mismo color rojo y muy entusiasmado los calzó en cuanto llegó a casa.

Fue algo realmente apoteósico, ya que su pene se puso mas tieso que nunca, a pesar de que en ese día ya se había corrido 6 veces la paja y `pudo continuar con su deporte favorito 4 veces seguidas más de inmediato, y no podía creer que esa ayuda le causara tanta calentura como jamás había tenido antes.

Después de la comida se encerró en su dormitorio y volvió a calzarse los fabulosos tacones y nuevamente las pajas fueron increíblemente fasbulosas y se hicieron casi interminables hasta que cayó extenuado en un sueño lleno de chicas con tacones preciosos.

Días después se atrevió a contarle a su mejor amigo Pedro, compañero de la universidad, lo que había discurrido y éste se llenó de curiosidad por la tan interesante idea, ya que también este era un decidido aficionado a las masturbaciones en todo instante y leyendo las revistas porno.

Pedro se volvió loco cuando se probó los zapatos de Juanito y su erección fue tan fuerte, que sin tocarse el pene le brotó un verdadero raudal de semen que cubrió de gotas el espejo del frente e incluso salpicó los pies de Juanito que lo observaba embelesado.

Ambos quedaron felices del éxito obtenido con los zapatos de tacos tan altos y decidieron que además de otro par parecido pero en color negro, se tenían que comprar otros más altos todavía para ver si su entusiasmo se haría mas grande todavía, y así sucedió ya que tuvieron que encargar a los EE.UU. dos de colores rojo uno, y negro el otro, que habían visto en Internet y que tenían los tacos de 6" o sea de 15 cms y en el intertanto se dedicaron a ensayar de caminar bien con los tacos y las medias iguales, que ya tenían.

Un amigo gay común que también era su compañero, les enseñó en usarse mutuamente cuando estuvieran con las medias y los tacos, ya que les dijo que el climax les vendría muchísmo mas fuerte si se enculaban mutuamente estando así con zapatos tan sexy y acabando dentro del trasero del otro.

Siguieron su consejo y encontraron que el amigo gay tenía toda la razón del mundo, ya que no teniendo mujeres que los acompañaran en sus aventuras sexuales, opr lo menos se tenían el uno al otro sin problemas mayores y así lograban imitar un coito con mujer haciendo una abstracción casi obligada de que su compañero sexual era otro varón.

Durante muchos meses se habituaron a hacer el amor entre ellos, lo que resultaba bastante satisfactorio a pesar de no ser con una mujer, pero eso los dejaba muy calmados y satisfechos sexualmente sin muchas complicaciones adicionales como tener que hacerle regalos y seguir los caprichos de una chica que muchas veces se pone exigente para otorgar sus servicios amorosos.

Pero la monotonía era algo inevitable en el largo plazo y no tardó su amigo gay en sugerirles que siguieran adelante en sus pruebas para mejorar nuevamente, aún más, sus tan placenteras actividades sexuales y es así como empezaron lentamente a perfeccionar el uso de prendas de vestir femeninas, por lo que comenzaron a usar cada vez mas, cosas muy sexy.

Compraron sendas y preciosas fajas enterizas de colores rojo y negro desde el entrepiernas hasta casi los hombros, con mucho lycra que les apretaban fuertemente la cintura y que tenían espacio libre para rellenos de silicona que les aparentaban unos senos preciosos y unas caderas y nalgas muy femeninas y abultadas.

Habían comenzado a travestirse, y esa operación les daba todavía mucho mas deseos sexuales si usaban las fajas junto con las medias de malla y los fabulosos zapatos con tacos que no eran de 15, sino de 16,5 cm. de alto proporcional en su Nº 42 de pié.

Y así siguió la cosa, ya mas vestidos y mas calientes todavía enculándose mutuamente y teniendo verdaderas orgías sexuales así travestidos, y perfeccionando cada vez mas su travestismo, ya que habían agregado a su ajuar, cuadros de seda brillante, joyas, cinturones, aros, collares y anillos, y le habían pedido a una "amiga" del compañero gay que era estilista que les enseñara a ponerse maquillaje completo y pelucas.

Ambos chicos eran delgados y con tan poco vello que casi no les costaba nada disimularlo, en cuanto a la barba que era muy leve, bastaba con muy poco maquillaje para ocultarla totalmente.

De este modo al cabo de muy poco andar, ambos se travestían tan perfecto que casi nadie podía jurar que estaban ante un par de jóvenes varones, en lugar de unas lindas y atractivas muchachas altísimas, ya que estaban además subidas en sus enormes tacones que las hacían sobrepasar el metro ochenta de altura.

Masturbacion en vivo y en directo

Todo empezó cuando aun vivía con mis padres, a mi, desde pequeño me gustaba masturbarme, y muchas lo hacia pensando en mis vecinas.

Siempre quise tener sexo con mi amiga, la vecina de la casa frente a la nuestra, ella es morena, pelo liso negro, rellena y con una buenas y apetecibles tetas y nalgas.

El punto es q yo no perdía oportunidad para espiarla desde la ventana de mi cuarto, aunque a veces se daba cuenta y lo q hacia era cerrar las cortinas.

Un día me dije a mi mismo que tenia que calentarla si deseaba algo, entonces después que me bañe subí a mi cuarto y al ver hacia el frente ella estaba aseándolo, como de costumbre con las cortinas abiertas, vestía una camiseta y un short los cuales eran un poco apretados y por tanto marcaban las curvas de su par de tetas y sus deseadas nalgas, entonces me anime. Yo estaba únicamente cubierto con mi toalla, la llame y le dije que si deseaba verme desnudo, a lo que respondió con una sonrisa y un movimiento de negación, yo volví a insistir y ella volvió a negarlo. Solo de pensar que me iba a ver yo ya estaba excitado, mi pene ya estaba duro y grande; mi objetivo era enseñárselo así, en todo su esplendor, erecto y con el prepucio retirado de la cabeza, mis testículos colgando de ese miembro deseoso de placer. Por lo que decidí cumplir con ese objetivo y me retire la toalla de mi cuerpo quedando completamente desnudo frente a ella.

Ella vio a través de ambas ventanas y dirigió su mirada a mi pene, me llamo la atención su actitud, pues simplemente me llamo loco y bajo su mirada para seguir con sus labores, no se retiro del cuarto ni mucho menos cerro las ventanas o las cortinas, como lo había previsto yo. Entonces llame su atención nuevamente y al momento que ella levanto su mirada agarre mi pene para empezar a masturbarme frente a ella. Ella volvió a bajar la mirada, pero después la levanto, como para averiguar que estaba haciendo después de lo que vio.

Yo seguía masturbando mi pene, empecé suave y lentamente, retirando la piel de la cabeza a tal punto que no podía más y halaba la parte que conecta la cabeza de mi pene con la piel del mismo, causando placer a mi persona. Estaba excitado sabiendo que ella estaba viendo lo que yo hacia con mi miembro. Y esa excitación provoco que me masturbara mas rápidamente, ella bajaba la mirada de cuando en cuando, pero no perdía detalle de lo que yo hacia.

Yo seguía dándome placer; agarrando mis testículos, apretándolos y arañándolos suavemente, mientras que mi otra mano seguía estimulando mi pene, seguía provocándome mas y mas placer. Empecé a arquear mi cuerpo hacia atrás como simulando una penetración profunda y luego volvía a mi posición natural, mi mano derecha tenia agarrado mi pene y jugaba con el, lo masturbaba al mismo tiempo que mi mano izquierda recorría desde mi pierna, pasando por los testículos, subiendo hacia el estomago y el pecho, y luego invertía el recorrido.

Todo esto provoco que después de cierto tiempo el placer se hiciera irresistible, la sensación en mi pene era indescriptible y yo ya gemía de placer, de vez en cuando miraba la ventana de mi vecina, la cual estaba observando todos y cada uno de mis movimientos, y en su camiseta se notaban los duros pezones que de seguro deseaban ser acariciados.

Esto siguió un rato más, hasta que yo no pude resistir más y mi pene reventó en una eyaculación como nunca la cual fue acompañada de un orgasmo interminable y relajante.

Ella por su parte, aparento no haberse inmutado con lo sucedido en el cuarto de en frente y me llamo loco una vez mas al tiempo que movía su cabeza de lado a lado. Yo simplemente sonreí y mordí mi labio, expresando todo el placer que acababa de vivir. Ella se retiro del cuarto y yo proseguí con mi día. Fue algo inolvidable

Despertar

Siendo todo un niño de 12 años empezaba a tener ciertas reacciones hormonales. Yo seguía pareciendo un niño de 8 o 9 años, (siempre he aparentado poca edad) bajito pero corpulento, sin señales de bigote ni patillas, pero bastante vello corporal (por aquel entonces solo en mi pubis); pero empezaba a tener unas erecciones interminables, casi dolorosas. Desde siempre solía autoestimularme de forma tímida (sin yo saber lo que hacia), me tumbaba bocabajo en la cama, desnudo, y friccionaba mi pollita con las sabanas, la almohada y mis propios abdominales mientras pensaba en niñas, en braguitas blancas y en rajitas. Nunca llegaba a correrme por lo que pasaba largas horas restregándome contra la cama, en la noche, en la siesta, desesperado en una erección sin salida. Para postre yo tenia principio de fimosis, es decir, cuando me empalmaba, la piel no descubría el capullo; afortunadamente el pellejillo, el jirón de piel que envuelve era muy elástico, era capaz de retraerlo con cierto dolor, pero el glande estaba tan sensible que nunca lo sacaba por q solo tocarlo me hacia ver las estrellas, cuando estaba empalmado solo el ojito del glande asomaba entre los pliegues de piel, brillante y espumoso. Yo sabía por mis amigos y voces lejanas que había que "machacársela" de arriba a abajo, pero claro a mi eso me dolía. En esa situación me encontraba cuando fui introducido en la masturbación.

Ese año en mí grupo de amigos del colegio apareció alguien nuevo, un repetidor: Marco. Era dos años mayor pero parecía un hombre entre niños. Un día, después de jugar fútbol, Marcos y un amigo suyo nos dicen, "hey niños, vamos a hacernos una gayola bajo la grada"; mis amigos parecieron tan sorprendidos como yo, algunos ya habían probado el acariciarse pero la mayoría no. Al final accedimos a la parte de abajo de una grada prefabricada los dos mayores y tres niños contándome a mi, nos acomodamos apoyando la espalda en las barras, y los chicos mayores empezaron a contar una historia sobre una chica que "se hizo un dedazo" en el baño de tíos del instituto. Entonces los mayores empezaron a bajarse los pantalones por las rodillas mientras que nosotros, tímidos pardillos, nos desabrochamos los botones de los vaqueros. Tras bajar los calzoncillos, los pesados bultos que ocultaban los calzoncillos de los repetidores saltaron fuera y empezaron a mirar al cielo, a mi me parecieron enormes. Marcos estaba circuncidado y se hacia las pajas con violencia, usando toda la superficie de la mano, mientras que su amigo, usando solo tres dedos; índice, corazón y pulgar, no retrasaba el pellejo de la tranca para machacarla. Mis amigos y yo no perdíamos detalle con ojos de plato y las pollitas asomando por la bragueta, quería aprender a hacer eso. Siguieron relatando supuestas historias de chicas conocidas del grupo hasta que se pusieron más y más tensos, se empezaron a arquear y se corrieron, lo que fue MUY rápido, eyacularon sobre sus manos un liquido blanquecino y denso que yo nunca había visto, no tenia nada que ver con el liquidillo que me rebosaba por el pellejillo cuando me frotaba. Ellos exhibían sus corridas entre risas, entonces Marcos olió y pego un lametazo al semen depositado en su mano... y yo me muria de la curiosidad....le dije a Marcos "Déjame probarlo" !!!!!!!!¿¿ yo mismo me quede a cuadros, nunca he tenido atracción por los chicos pero ese secreto me comía, uno de mis amigos se rió ostentosamente. Estábamos todos levantándonos para volver al vestuario, yo y Marcos éramos los últimos en abandonar la grada así que acercó su mano, me acerqué olí el tasto salado y luego lamí un poco con la punta de la lengua, la primera vez que notaba ese sabor salado y denso, y la única que he probado el semen ajeno. El chico se quedé un poco chocado, pero yo mas aún, tarde mucho en entenderlo pero supe que en ese momento estuve a punto de ganar reputación como gay con 12 años y sin tener ningún interés por los niños, pero eso me daba igual, quería llegar a casa e intentar masturbarme.

Después de ese día mis días de colchón y almohada se habían acabado. Habiendo visto al amigo de Marcos pajearse fue pan comido. Esperé a la noche en mi cama, silencio, oscuridad y tacto. En vez de intentar hacerlo de arriba abajo descapullando, lo hice cogiendo mi pene desde la base usando solo tres dedos para acariciar el capullo, más fuerte, más rápido, sentía un gran placer, y tensión, empecé a separar las piernas y a arquearme hasta tocar el colchón solo con los tobillos y la cabeza, y después la explosión, mi primer orgasmo entre gemidos ahogados. Me derrumbo. Paz. Relajación. Tiritones. Líquido transparente brotando por los pliegues de mi prepucio. Sabor suave de niño impúber. Preadolescencia.

Tras esa noche perdí tensión e insomnio y empecé a divertirme. Todos los días, por la noche, en la ducha, antes de que volvieran mis padres... probaba nuevas formas de masturbarme, de acariciarme, pero nunca me atrevía a tocarme el capullo, siempre lo estimulaba a través de la piel. Además empecé a tener reuniones mas o menos organizadas con mis amigos para masturbarnos, al principio contando historias en parques oscuros, luego con revistas, después en casa de alguien que estaba solo viendo una peli porno... siempre he pensado que esto de las pajas con más gente eran cosas cercanas a la homosexualidad y al tabú, pero todos, al menos por aquel entonces, lo tomábamos de manera natural. Esas sesiones eran en ocasiones bastante numerosas, en una llegamos a ser 12 viendo una película, mientras un amigo enseñaba a otro como masturbarse haciéndole el mismos la paja, quizás eso fue demasiado; el olor, el sonido húmedo, los gemidos.... yo quería quedarme sólo en casa por una temporada.

Un día mis padres me anunciaron que se iban de viaje el fin de semana y tras mucho discutir conseguí quedarme solo con la excusa de preparar un examen. Por entonces yo tenía un promedio de dos o tres pajas de diarias y un calentón permanente. Justo dos días antes de quedarme solo, estaba en la cama pajeándome con la colcha y la sábana apartadas cuando al correrme noté pequeñas gotas de semen en mi pecho, me estaba corriendo de verdad por primera vez, ya no era un liquidillo transparente. A esas primeras gotas las siguieron una multitud de ellas mas pequeñas que se extendían por todo mi pecho mis abdominales y mi pubis, estaba empapado de mi semen, lo probé, y supe que me lo iba a pasar muy bien el fin de semana.

Para cuando llegué del cole el viernes mis padres ya habían desaparecido. Me desnudé completamente, cogí la película porno que le había comprado a un niño en el cole, unos cigarros robados de mi madre y me dirigí al salón. Me estuve machacando durante toda la película, escupiéndome (otro truco aprendido de mis sesiones colectivas) cada media hora o así me corría en el pecho, estaba tan orgulloso de mi nueva lechecita que en vez de limpiarla me la restregaba por el pecho y la saboreaba, para al cabo de unos minutos volvía al tajo, me masturbe en el salón en la cocina, en la cama de mis padres, frente al espejo..... Al final del viernes estaba pegajoso, el pelo de mi pubis estaba apelmazado, olía a pescado, y tenía todo el pene de rojo, la parte de glande que podía ver estaba toda roja y palpitaba, pero yo solo obtenía placer. Ese finde no paré, incluso me puse un condón por primera vez para masturbarme, lo cual era bueno por que así podía ser muy bruto sin hacerme daño. Me pajeé viendo la peli, las revistas, anuncios de la tele.... Tras esa experiencia estuve 3 días sin masturbarme, todo un record para un chaval de 13 años.