Mi lista de blogs

sábado, 21 de febrero de 2015

Mi primer amigo pajero

Esto ocurrió hace un par de años atrás, teniendo 18 años. Tenía un compañero de colegio, Cristian (le cambio el nombre claramente) con el cual mucho trato no teníamos, a pesar de haber compartido un montón juntos, hasta que se puso a salir con la mejor amiga de mi novia, en ese momento. Ahí empezamos a pasar más tiempo juntos, incluso nos empezamos a sentar uno al lado del otro en las clases, ya que varios fin de semanas pasábamos los 4 boludeando como cualquier pendejos de esa edad. Cristian era rubio, bien pálido, alto como yo (1.80 aprox) , un pibe masculino, tranca y buena onda. Un sábado tuvimos una fiesta de una de las amigas de las chicas, y fuimos hasta ahí. Alcohol sobraba, algo de música y mucha risas entre nosotros y la gente del lugar. La cosa es que en medio de la noche, tipo 4 de la madrugada se larga una de esas tormentas de verano que empieza a levantar viento y preferíamos volver. Nos tomamos un taxi entre los 4, primero dejamos a las chicas (se quedaban a dormir juntas) y después nos íbamos nosotros, esperando el taxi nos terminamos empapando, asique Cristian, mi nuevo amigo, me dijo si no quería pasar a la casa, aunque sea a secarme, porque chorreaba agua en todo el taxi. Cristian vivía a 10 cuadras de mi casa, las cuales normalmente no me joderían caminar, pero en ese momento acepté y pasé a su casa, porque ya estaba con frío. Yo sabía que Cris vivía con el padre, porque ya a esta altura nos habíamos hecho una especie de amigos, pero me dijo que en ese momento no estaba. Pasamos al cuarto, me tira una toalla y se empieza a desvestir delante mío, lo cual nunca me jodío ni me dio morbo, ya que habíamos sido compañeros un par de años antes de vóley y era muy común vernos en bolas en el vestuario. Nos quedamos en calzones (el mio empapado) y él me tira un slip para q me ponga, ya que claramente no llevé de repuesto, jaja. Se escuchaba del cuarto como llovía y tronaba afuera y me invitó a quedarme a dormir, me tiró un colchón al lado de su cama y nos quedamos hablando de la noche, todavía medio en pedo, nos cagabamos de risa. En un momento de la charla veo como Cristian me miraba el bulto y me dice “che boludo, somos como el ying y el yang” (haciendo referencia a que yo soy re morocho y él es muy rubio) y nos empezamos a cagar de risa, por los pendejos q se escapaban, que se notaba la diferencia entre los suyos y los míos. Seguimos hablando de eso y un par de huevadas más y no me sacaba la mirada del bulto, y me hago el pelotudo y me lo acomodo y tira la frase “che, en el vestuario te jodían por pijudo, pero tan así es?” y le digo “qué , me querés ver en bolas” y me río. “Nah, boludo, es que me llama la atención ese tobul”, medio que se inhibió con mi reacción y no habló más del tema, yo cada tanto me bulteaba la pija que la tenía media gomosa y seguíamos hablando. Pasó el tiempo y ya serían tipo las 6 de la mañana y me quedé dormido, estaba muerto, encima empezaba de a poco hacer efecto la resaca. En un momento siento una mano me sobaba despacito arriba del slip la garcha, abro despacio los ojos y lo veo a Cristian mirándola fija como se iba parando y mordiéndose los labios. Por un momento, no sabía si seguir haciéndome el dormido o decirle algo, pero me empezó a gustar, asique me hice el pelotudo. La pija crecía y se ponía dura, hasta que salió por el elástico del slip para arriba y me empieza a acariciar suave la cabeza. Era tanta la calentura que me salía mucho pre, y él le pasaba la yema de los dedos. De golpe, me mira a los ojos y ve que lo estaba mirando.
-Te gusta?
-Qué hacés boludo? (me hacía el que recién me despertaba)
-Y… me tenté, desde que te vi esa pija en el vestuario me llamó la atención, es grande, negra, y re peluda, me re tentó y por lo que veo no te jode.
Me bajó el slip y mientras me sostenía firmemente con una mano el tronco de la verga me pegó una buena escupida, mientras se veía correr las gotitas por todo el tronco de la pija. De golpe baja la cabeza y entierra el naso en medio de las bolas peludas y empieza a respirar fuerte mientras me seguía pajeando muy despacio. “Mmm…que rico el olor a huevo que tenés, podría estar horas haciendo esto”. Yo por dentro también quería que lo estuviera. Cada tanto levantaba la cabeza y me olía la cabeza del choto que estaba bien húmedo por su saliva y mi pre, y me daba como una cosquilla que me ponía loco. Me pasaba el naso por los pendejos y cada tanto me ensalivaba las bolas. Yo no daba más, sentía que la pija estaba como roca y él la pajeaba a dos manos, ya con fuerza y velocidad. Me miraba a los ojos como pidiendo que de leche y yo sentía muchas ganas de dársela. Me pajeaba más y más rápido y hacía unos gemidos de pajero, que me subían más la temperatura, hasta que no dí más y estallé. Le tire unos chorros de leche en la cara, otro en el pecho y otro poco en mi panza y su mano. Cristian sonreía y no podía parar de decirme “gracias loco, gracias”. Yo no entendía nada, si el flaco lo hacía de pajero o si le gustaban los tipos. Después que acabe (sin limpiarme, porque a él le copaba ver la leche) me explicó que le daba morbo la idea de pajearme, que se había tocado banda de veces pensando en eso desde que me vió en un vestuario y que no le gustaban los flacos, sino que le parecía algo de “entre amigos”. Me sentí extraño, pero por más que no quisiera me gustó y me copó que me pajeara sin pedir que yo le haga lo mismo. Fue de esa manera que por dos años más me pajeó, en varias partes y de varias maneras. Cristian siguió de novio con la misma piba, yo cambié de novia jaja. Y a los 18 años se fueron ambos a Europa, hoy viven allá, es loco, pero siguen re enamorados. El año pasado, vino a Argentina y se quedó en casa una semana y claramente me revivió las mejores pajas que me han hecho, según él, no se lo hizo a nadie más, pero le copa ser mi “mano amiga” (no le creo del todo jaja).


Paja en la playa

La historia que les voy a contar, además de ser real, me paso el verano pasado en una playa alejada del sur de la ciudad de Mar del Plata. Dado que no conocía ninguna playa del sur de la ciudad, un jueves me levante y decidí ir a conocer alguna, sin saber como eran, si eran lindas o no, pero bueno allá fui. De la ruta, no es lejos pero hay que bajar unas cuantas cuadras hasta que de pronto se ve el mar y comienza la playa. Camine por la arena en dirección al sur y solo veía dos o tres chicos haciendo surf, me instale sobre una grandes rocas saque mi cámara de fotos y comencé a sacar lagunas fotos a los chicos con sus tablas ya que es uno de los deportes que mas me gustan. El sol estaba buenísimo, al no haber nadie merodeando por los alrededores, decidí quedarme en bóxer tomando sol. Así lo hice. Tengo que contarles que soy re pajero, me encanta masturbarme y cualquier ocasión me parece propicia para hacerlo. En ese momento estando solo frente al mar y sin nadie que me viera, metí mi mano dentro del bóxer y empecé a tocarme, hasta que tuve q interrumpir mi actividad porque vi que dos de los chicos se estaban acercando a la orilla con sus tablas. Estos dos chicos salen del agua y se dirigen hacia las rocas que están al lado de donde estaba yo. Son tan grandes que estando yo recostado sobre una de ellas, podía verles solo el torso a estos surfistas. Vi que se sacaban los trajes, se ve que en esas playas estos chicos es donde practican el deporte, y se cambian y descambian en la misma playa. Los veía sentados charlando entre ellos y al otro amigo todavía en el agua. Cuando me paro para ir a mi bolso a buscar un cigarrillo, los veo sentados en una roca totalmente desnudos como si nada (se ve es costumbre de ellos) y uno de ellos se tocaba su pene, se reían y hablaban, hasta que uno de los dos saca de su bolso una revista, supongo que porno, y comienzan a mirarla. No tardaron nada en empezar a masturbarse mirando la revista, cada uno se hacia su paja. Yo intentaba no mirar para que no se incomoden pero me excitaba ver estos dos chabones pajearse totalmente desnudos al sol. Quería que terminaran de una vez y se fueran así me la hacia yo. Así fue como acabaron prácticamente juntos y se dispusieron a irse. En ese momento mira bien a todo mi alrededor para ver si no había nadie, efectivamente esta absolutamente solo en esa playa y el tercer chico jugando con su tabla en el mar, bastante alejado de donde estaba yo. Apoye mi espalda sobre una roca, me saque mi bóxer y empecé suavemente a tocarme los huevos, podía ver como mi líquido preseminal aparecía por la punta de la cabeza de mi verga y caía sobre el tronco, eso me excitaba aún más, y más todavía sentir ese líquido caliente desparramado sobre toda mi verga. Seguí tocándome los huevos sin masturbarme y sentí que si seguía haciendo eso me acabaría sin tocar mi pene. Me dispuse a encender un cigarrillo y fumarlo sin tocarme y solo observándome desnudo al sol como estaba. Disfrutando del placer de estar totalmente desnudo y de mi cigarrillo, no me di cuenta que el otro chico estaba sentado en unas piedra detrás mío y me observaba cada uno de mis movimientos. El estaba con su traje de surf por las rodillas y su verga erecta. Lo único que atine a hacer es cubrir mi sexo con mi remera, al momento que se acerco y me dijo: “Quédate tranquilo macho, acá nos pajeamos siempre, no pasa nada”. Solo me sonreí y descubrí mi sexo otra vez. El se dispuso a sentarse enfrente mío y mientras comenzamos a charlar se tocaba su verga que estaba al palo. La excitación era demasiada por parte de los dos, y sin más vueltas me dijo: “podes abrir un poco las piernas así veo como tus huevos se mueven al ritmo de tu paja?, eso me calienta mucho”, así lo hice, me abrí de piernas y comencé a masturbarme cada vez con un ritmo más acelerado mientras miraba mi pija que parecía que iba a explotar y mientras miraba a aquel chico que me comía mis huevos con su mirada, hasta que en un gemido largo y profundo nos acabamos los dos juntos, yo llenado mi abdomen de leche bien blanca y caliente y mi compañero de paja toda su leche entre sus piernas. Es el día de hoy que aún me acuerdo de aquella tarde y me masturbo acabando como si hubiese sido esa misma tarde. En días mas voy a viajar a esa fantástica ciudad por unos días, y desde ya que visitaré aquella playa en busca de alguna otra paja tan copada como aquella.


El placer de mastúrbame cuando me miran.

Desde los 8 años me empecé a tocar el pene, así fui aprendiendo el placer de masturbarme, a los 12 me gusto más, pues me empezó a salir semen sintiendo más rico. En ese tiempo vivía en un conjunto de edificios con mis padres, ellos trabajaban así que yo estaba solo hasta las 5 que mi mama regresaba del trabajo, cuando casi cumplía los 13 años, un día al regresar de la escuela, como siempre fui a mi cuarto a cambiarme el uniforme, me lo quite quedando solo en trusa mientras buscaba que ropa ponerme, estando así me toque el pene y de inmediato se me puso duro, en eso estaba cuando por el espejo me di cuenta que mi vecina me estaba mirando desde su ventana, me dio vergüenza y me salí rápido del cuarto, como ya tenia el pene duro me quite la trusa y me masturbe pensando en la vecina, ella tenia 15 años y me gustaba, era bonita y tenia unos buenos pechos, me la jale hasta sacarme la leche, al terminar antes de entrar al cuarto me fije que ella ya no estuviera en su ventana para entrar a ponerme la ropa. En la noche ya acostado antes de dormir, me masturbe otra vez pensando en la vecina, al otro día al llegar de la escuela, al entrar a cambiarme vi que ella estaba en la ventana, así que saque mi ropa y me fui a cambiar a la sale, al cambiarme tenia el pene duro así que me masturbe pensado en ella, esa noche pensé que a lo mejor ella me quería verme desnudo o masturbándome, pero me daba vergüenza que me viera. Todas las noches mientras me masturbaba pensaba que lo hacia frete a ella, al terminar estaba decidido a hacerlo el otro día, pero al regresar de la escuela era mas la vergüenza. Un día desperté muy caliente y desde que me pare decidí que al regresar dejaría que me viera, solo de pensarlo tuve duro el pene todo el día, al regresar de la escuela, antes de entrar al edificio mire su ventana, ella ya estaba ahí, al subir las escaleras sentía cosas muy raras en el estomago, entre al cuarto quitándome de inmediato el suéter y camisa, tenia vergüenza de quitarme el pantalón así me pare dando la espalda a la ventana, mire que ella estaba atenta, eso me animo a quitármelo, quede solo en trusa tipo bikini azul cielo, el pene la levantaba de lo duro que estaba, metí la mano debajo y me di unas jaladas ricas, me puse mas caliente así acomode el pene para que se notara parado debajo de la trusa, me puse de lado para que lo notara parado debajo de la trusa. Me puse a tender la cama para que me viera, a veces me quedaba parado frete a ella y me tocaba el pene sobre la trusa, así alce todo el cuarto, a veces veía el espejo a ver si ella continuaba en la ventana, de lo caliente que andaba y estármelo tocando todo el día no tarde en sentir que iba a terminar, me pare frete a ella con las piernas un poco abiertas, puse mis dos manos en los testículos apretándolos para que así se marcara mas el pene, sentí muy rico cuando salieron los chorros de leche, al terminar me quede quieto, vi que la trusa se mojaba con la leche así que agarre un libro y me quede así hasta que se notaba muy bien el frete mojado, me puse la ropa y me salí. Quede muy caliente y en la noche me masturbe otra vez recordando lo que hice y decidí que al otro día si me desnudaba. Al regresar el otro día de la escuela, ella ya me estaba esperando, así que hice lo mismo me quite toda la ropa quedando en trusa, me daba vergüenza quitármela, estaba muy caliente y sabia que si no lo hacia a lo mejor ya nunca me animaría, me pare dándole la espalda agarre el resorte de la trusa y me la quite, dejando que me viera las nalgas, me quede así un rato para animarme, empecé a dar unas jaladas mirándola por el espejo, tenia mucha vergüenza pero al mismo tiempo estaba muy caliente al saber que me estaba mirando, así que solté el pene y me pare de lado por unos segundos dejando que viera como estaba parado, le di la espalda otra vez para jalarla un poco, como ya me había visto decide ponerme hacer el cuarto desnudo, así me vería por todos lados al caminar por el cuarto. Me puse ha hacerlo lo mas lento que pude, a veces parándome de lado o frete para que me viera bien el pene, también me lo tocaba y movía lentamente, al terminar el cuarto ya no sentía vergüenza, pero estaba ya muy caliente, así que me pare de lado y empecé a masturbarme, me la movía despacio, a veces muy rápido o lo soltaba para que lo viera y me acariciaba los testículos, cuando sentí que casi terminaba, me lo moví rapidísimo mientras me acostaba en la cama con las piernas abiertas, al sentir el orgasmo deje de moverlo , no lo solté dejando la punta hacia arriba, salieron los chorros de leche, cayeron en el pecho y panza, al terminar solté el pene y me quede recostado para que viera las leche, el pene seguía punzando y cayeron unas gotas mas de leche, me quede así hasta que se fue bajando el pene, me pare de frete a ella, sentí como la leche escurría por el cuerpo, agarre la trusa, limpie la leche y me la puse mojada, me termine de poner la ropa y salí del cuarto. Después de comer me puse ha hacer la tarea, pero de recordar lo que hice, tenia el pene otra vez muy duro de lo caliente que estaba, fui al cuarto y vi que estaba la vecina, empecé a sobarme el pene sobre la ropa, mientras me quitaba la camisa, después me quite el pantalón y trusa juntos, me masturbe de la misma manera lento y rápido, a veces lo soltaba para que viera como se movía solo al punzar de lo duro que estaba, por lo caliente que estaba no me di cuenta de la hora, escuche que mi mama abría la puerta del departamento, agarre rápido del suelo la trusa, me la puse y después el pantalón, ya no me dio tiempo de ponerme la camisa, entro mi mama al cuarto a saludarme, y alcancé a ver a la vecina por el espejo con una sonrisa en la cara, escuche que mi mama entro al baño, me baje el pantalón y trusa un poco y me lo moví rapidísimo para terminar, cuando sentí el orgasmo, deje de moverlo poniendo la palma de la mano en la punta para recibir la leche, al terminar vi la leche y después la unte en los testículos y pene, escuche que mi mama salía del baño, así que me subí la trusa y pantalón rápido, antes salir la mire por el espejo. Ese día todavía en la noche antes de dormir me saque mas leche de lo caliente que quede. Después de ese día, deje que me viera masturbar muchas veces, yo creo ella también se ponía caliente al verme.


Mi primer pajote

Me llamo Juan Carlos mi primera masturbación fue con un amigo un año mayor que yo. Todo empezó un día en que mi amigo y vecino José me enseñó una revista porno, yo nunca había visto ninguna y me quede todo sorprendido al ver todos aquellos cuerpos desnudos frotándose. Sabia lo que era el sexo, pero lo único sexual que había ocurrido en mi vida era haber enseñado la poya a unos compañeros del colegio en el lavabo a la hora del recreo. José se rió al ver mi expresión de curiosidad y me explicó que conseguía las revistas robándolas a un quiosquero que tenia problemas de oído, el le pedía unos caramelos y al darse la vuelta cogía alguna revista, aunque hacia ruido al cogerla, el hombre no se enteraba y mi amigo se la guardaba en la mochila. La primera revista que me enseño no la olvidaré nunca, pues me dejo totalmente alucinado. Era un especial de sexo con embarazadas. En ella se podían ver embarazadas de diferentes razas, las había negras, mulatas, asiáticas, latinas y europeas del norte muy blancas y rubias. Todas estaban en poses obscenas, a cuatro patas, enseñando bien su cola, en cuclillas, tumbadas de lado y bien abiertas de piernas dejando ver bien toda su almeja, diferente en tamaño y color, dependiendo de la raza. Es obvio que cada chica tiene un coño diferente, pero yo era joven y pensaba que todos los coños eran iguales. Al ver por primera vez esos coños abiertos con sus labios gruesos y oscuros en las chicas negras y rosaditos en las de piel blanca, me quede sorprendido de que fueran así. Las chicas se masturbaban con los dedos o con consoladores. Tenían que estar ya a punto de parir pues las barrigas eran enormes y me parecía que de aquellos coños iba a salir un bebe en cualquier momento. Algunas de las mujeres eran penetradas hasta el fondo, tanto por la almeja como por el culo, por hombres que tenían unas poyas enormes comparándolas con la mía. Todo aquello más que excitarme me dejo perplejo. José con una sonrisa en su cara me dijo que se pegaba pajas y que si quería pajearme con él, usando las revistas. Yo con vergüenza le dije que nunca me había masturbado y el se rió respondiendo que ya se lo imaginaba. El era un año mayor que yo y hacia solo dos meses que se pajeaba. Me dijo que fuera haciendo lo mismo que él en cada momento. Empezó por bajarse los pantalones y luego los calzoncillos. Se notaba que era más maduro ya que tenia mucho mas bello en el pubis y en los huevos, yo solo tenía un poquito de pelo rubio en mi pubis ya que solo hacia una semana que me habían salido mis primeros pelos. José a medida que se iba acariciando el pene, este se le iba haciendo cada vez más grande y grueso, yo empecé también a tocarme como el lo hacia. Me movía la piel del pene en un movimiento rítmico sacando y metiendo el capuchón de piel que tapaba mi glande, al mismo tiempo que con mi mano izquierda me acariciaba los huevos. Mi miembro también empezó a hincharse y mis huevos empezaron a ponerse cada vez más duros. José, cada vez estaba más excitado y tenía la polla enorme, se le marcaban las venas y el capullo lo tenía de un color rojo oscuro, de la punta le empezaban a salir unas gotitas de un liquido transparente he iban bajando por su rabo, el me dijo que era un poco de liquido que salía normalmente antes de correrse. Mi miembro era mucho más pequeño que el suyo, en consonancia con mi cuerpo pequeñito y delgado. Yo también estaba cada vez más excitado y tenia la poya como nunca la había tenido en mi vida, estaba muy hinchada y los huevos empezaban a dolerme un poco. También empezó a salirme líquido del rabo que me ayudo a lubricar mis caricias. Los dos cada vez empezamos a tocarnos con más violencia, mirando la foto de una chica rubita muy mona, estaba sentada en el suelo y tenia bien abiertas las piernas para que se le viera el coño rosa que tenía. Me imaginaba que se la estaba metiendo hasta el fondo. Llevábamos más o menos veinte minutos y José ya no aguanto más, empezó a gemir y a mover las caderas con fuerza, yo pare de pajearme y me puse a mirar como el empezó ha correrse, le salieron unos chorros de semen abundantes, fueros unos cinco chorros, cada vez que sacudía con fuerza sus caderas le salía un chorro. Al final cayo de rodillas al suelo y se quedo un rato quieto respirando con fuerza. Había dejado la revista llena de su leche. Yo me asuste un poco y le dije que no me apetecía continuar, que parecía doloroso. El me dijo que no fuera tonto, que era muy placentero y que lo acabase, que si no el dolor de huevos no se me pasaría. Mientras el limpiaba la corrida que había descargado en la revista, me dio otra en la que había unas chicas jóvenes tendrían unos 18 años, posaban desnudas en medio de un bosque, me gusto mucho una foto en la que una de ellas estaba apoyada a un árbol, tenía unos pechos preciosos, con los pezones tiesos y de color marrón. Le salían un poco por fuera los labios de su coño, también marrones y el bello del pubis era de un color negro intenso. Me puse de nuevo a pajearme, concentrándome en aquel cuerpo tan bonito que veía, lo deseaba con fuerza, quería acariciarla, besarla y poder meterle mi poya hasta el fondo de ese coñito que tanto deseaba, estaba excitadísimo. Empecé a tener un dolor de huevos insoportable que me hizo sacudir con más fuerza mi polla, deseaba correrme y acabar con aquella sensación tan confusa de placer y dolor al mismo tiempo. Al final llego el momento del éxtasis, me vino un mareo, me temblaban las piernas y empecé a echar chorros de semen, los lanzaba con tanta fuerza que los dos primeros chorros pasaron por encima de la revista y fueron a parar a la pared. Luego me salieron varios chorros mas, menos potentes que cayeron encima de la foto, llenándola con mi semen blanco y espeso. Luego me deje caer al suelo, puesto que las piernas me flaqueaban y me quede allí un rato recuperándome, respirando de forma rápida como si hubiese corrido una maratón.


sábado, 14 de febrero de 2015

Las bragas usadas de mi suegra

Soy un chico de 33 y llevo casado desde hace un año y medio. Lo que cuento sucedió hace ya cuatro años, cuando era novio de la que hoy es mi mujer. Siempre he estado obsesionado con mi suegra. Ella es una mujer madura, que hoy tiene 65 años. Es de mediana estatura y regordeta, tetas normales pero con un culo enorme, desproporcionado. Lleva el cabello cortito y se cubre las canas con tinte cada dos por tres. Siempre que iba a buscar a mi novia a casa buscaba cualquier excusa para ir al lavabo y darme una buena paja oliendo las bragas sucias de Begoña, que es como se llama mi suegra. En el lavabo tiene una de esas cestas para la ropa sucia, rebuscaba allí y cuando las encontraba las olía, chupaba y me masturbaba como un poseso hasta que me corría con su olor en la nariz. No se cuantos días llevaba Begoña sus bragas puestas, pero su olor fuerte, sus manchas de flujo y sus pelitos enganchados eran un estímulo que me hacía sacar leche a borbotones. Luego, era morboso salir aun con su olor más íntimo en la nariz y hablar con ella, sabiendo que tenías algo de ella, que en cierta manera era tuya. Una tarde próxima a la nochebuena fui a buscar a mi novia como de costumbre. Me abrió la puerta Begoña y me dijo que mi novia había salido con su padre y su hermana a comprar para la cena de nochebuena, en la que venía familia de ellos. Me dispuse a esperar a mi novia en la habitación de mi cuñada, que tiene un ordenador y Begoña me comentó que aprovechaba para ducharse y que por favor, atendiera al teléfono en el salón, pues esperaba una llamada de su hermana para confirmar que venía a la cena. Le dije que sin problema. Mientras ella estaba en la ducha sonó el teléfono. Fui al salón a cogerlo y era su hermana. La llamé a gritos desde allí mismo y ella que ya estaba salió con un albornoz. Cogió el teléfono y se puso a hablar. Era mi oportunidad. Fui al lavabo y allí estaban sus bragas, como siempre. Las cogí, me baje mis pantalones y me senté en la taza del water. Me llevé sus bragas a la nariz y empecé a hacerme la paja. Estaba justo a punto de correrme cuando se abrió la puerta del lavabo. Idiota de mí! Con las prisas por pajearme no había puesto el seguro para que no abrieran desde fuera. Deduzco que ella terminó de hablar y pensó que yo había vuelto a la habitación con el ordenador. La imagen que se debió de llevar Begoña fue dantesca: yo sujetando con una mano sus bragas en mi nariz y con la otra dándome una monumental y compulsiva paja. Se me cortó la corrida y ella se quedó como unos segundos en la puerta con la cara roja como un tomate. Yo la miraba sin saber que hacer y ella me miraba a la cara y también miraba mi polla mojada de la baba que precede la corrida. Cerró la puerta y desapareció. Allí me quedé, sin saber que hacer. No seguí masturbándome. Me fumé un cigarrillo y estuve como unos 10 minutos pensando que excusa le daría; pero sobretodo, que no dijese nada a su hija, mi novia. Al final me armé de valor y salí. Me dirigí al salón donde supuse que estaba para empezar a implorar perdón cuando esta vez la sorpresa me la llevé yo. Estaba en el salón si. Echada sobre el sofá de una pieza y con el albornoz completamente abierto. Allí estaba Begoña espatarrada, con sus tetas normalitas algo caídas y de pezón claro, su vientre abultado, y sobretodo sus grandes muslos de celulitis que dejaban entrever el enorme culazo que se sostenía abajo. Me fijé en su coño, peludo pero normal, y con ligero pelo blanco en la parte de abajo, la que se acerca al culo. Me quedé de piedra. Ella se estaba masturbando con los ojos entrecerrados en mis narices. Hice ademán de acercarme y ella abrió los ojos y enérgicamente me hizo un gesto de que no. Me quedé mirándola, como se pasaba el dedo por toda la raja y suspiraba profundamente pero de manera suave. Me decidí. Me bajé los pantalones y los calzoncillos esta vez delante de ella y mi polla saltó como un resorte. Empecé a menearmanela mirándola. Ella seguía con su caricia y pude ver que miraba constantemente mi polla, que ante ese espectáculo estaba dura y rabiosa a más no poder. Empezó a acariciarse más rápido y de repente se detuvo unos segundos, volvió a hacerlo más rápido otra vez y con un ronquido sordo introdujo un dedo en su vagina y pude ver como mi suegra se empezaba a correr meneando ese culazo. Yo tampoco pude más, estaba a menos de un metro de ella, de pie y empecé a soltar toda la leche que tenía. Nuestros gemidos de orgasmos se confundieron, ella con su dedo removiéndose como poseída y yo sacando leche, que cayó en mi mano, en el suelo, y algunos disparos por su vientre y piernas. Se cerró el albornoz y con la mirada me dijo que me fuese. Me subí los pantalones y confuso y sin saber bien que hacer y que pasaría con mi novia me fui a la calle. Pero no pasó nada. No comentó nada a mi novia y durante los tres días que pasaron hasta la cena de nochebuena fui a recogerla una vez a casa y ella se comportó como siempre, tan correcta y cordial como puede ser una suegra. La cena se celebró y estuvo bien. Bebimos y celebramos esa noche y en un descuido Begoña me dijo que le gustaría hablar conmigo, que fuese a verla al día siguiente por la tarde, que su marido no estaba y sus hijas tampoco. Allí fui. Se excusó por lo que había pasado y me dijo sobretodo que no entendía lo que hacía yo con sus bragas. Yo le dije que también lo sentía, pero que ella me daba morbo, pero que estaba arrepentido y no volvería a pasar. Ella no entendía que veía un chico joven como yo en una vieja como ella. Le dije que no la sabía, pero que era superior a mí ese deseo. Reconoció que ella tampoco sabía porque se había empezado a masturbar sabiendo que yo estaba allí, que la vería. Reconocimos ambos que era morbo, curiosidad. Me dijo que cualquier mujer estaría orgullosa de que un joven hiciese lo que yo hacía con sus bragas y de acostarse conmigo, pero que ella era mi suegra, la madre de mi novia y que no podíamos hacerlo. Me la jugué. Le dije que entendido. Pero si me podía regalar por una sola vez la imagen de su culo a cuatro patas y sin bragas. Le dije que quería verlo, olerlo, chuparlo. Y lo hizo, se giro, se bajo el pantalón y se recostó en el sillón otra vez. Me acerqué, le baje las bragas, vi ese espléndido culazo para mi solo. Me saqué la polla y me puse de rodillas e introduje mi nariz y mi lengua en el. Chupe todo lo que pude mientras yo también me pajeaba. Le chupe el ojo del culo, oscuro y sin pelos, el coño, que asomaba entre los muslazos de Begoña como una mancha negra peluda. Ella gemía fuertemente esta vez y yo no daba abasto a tanta carne. Ella se corrió así, en esa postura, en toda mi boca. Y yo como la otra vez en mi mano. Nos lavamos juntos en el lavabo. Era consciente de que nada de esto volvería a pasar nunca más, pero era un recuerdo que me llevaba de por vida. Me casé con su hija, mi matrimonio va bien, y las relaciones con mi suegra son perfectas, aunque ambos sabemos que tenemos un secreto. Y yo un secreto y un recuerdo de su sabor en mi boca.


Las bragas sucias de mi madre

Vivo en Trujillo Perú y mi historia es de cuando aun era un crió, mas o menos 13 a 14 años época cuando me masturbaba todo los días, siempre me gusto masturbarme con las bragas sucias de mi madre, era una cosa de todo los días. siempre corría al baño después que ella se bañaba, ella es una mujer exótica morena color cobrizo un bronceado natural ya que es indígena de la sierra peruana, tiene el pelo largo y un trasero de buen ver, no es como lo pintan a otras madres es hermosa para su tipo, ella es una mujer muy trabajadora y como esta separada por la vida de mi padre ella se preocupa mucho por mi y el futuro sus bragas son de todo tipo hilo dental no tiene pero si usa ropa menudita de colores, me encanta el olor natural de su panocha es embriagante y fuerte, eran las pajas mas ricas del mundo el oler y lamer sus bragas me llenaban de excitación, sueño con su panocha llena de vellos y olor a pis pero me excita mas, cuando sale a reuniones de familia son bragas esperadas con ansias que me dura en mi poder barios días, ella sale desde muy temprano a arreglar la casa de mi tía, a cocinar y prácticamente esta todo el día en el trajín, siempre llega en la madrugada algo borracha y siempre se saca su bragas para dormir el día siguiente ella se levanta muy temprano a trabajar casi no duerme a veces y yo a correr al sexto de ropa sucia sus deliciosas bragas con olores espectaculares una pequeña mancha blanquecina y algunos vellos púbicos, mi primera paja antes de ir al colegio espectacular su aroma es indescriptible a sus 33 años ella se mantiene exquisita, llega la noche y por la ventana de mi cuarto se puede ver la ventana de mi vecina ya madura unos 55 a 60 años, siempre se cambia y puedo ver sus senos y con las bragas sucias de mi madre la mejor puñeta de un adolescente.


Me masturbo para mi suegra

Esta historia sucedió durante el verano de 1996, en ese entonces yo tenía 21 años y estaba de novio con una chica muy linda, la relación tanto con ella como con su familia era excelente a tal punto que sus padres me invitaron a compartir las vacaciones con ellos y con su otra hija, tres años mayor que ella. Como imaginaran, al compartir la casa cinco personas, las oportunidades de tener sexo con mi novia eran escasas y solo habíamos podido hacerlo dos veces en los 14 días que hasta el momento llevábamos ahí. Yo veía todo el tiempo no solo a mi novia y su hermana en bikini, sino que la playa era un verdadero desfile de bellezas y debo confesar que por primera vez vi a mi suegra con otros ojos y comprobé que a sus 48 años se mantenía muy bien gracias a que dos veces por semana concurría religiosamente al gimnasio. Esa misma noche decidí masturbarme para calmar un poco mi calentura, pero no quería hacerlo a las apuradas, entonces espere a que todos durmieran y fui hasta el baño sin encender las luces para no despertar a nadie y apenas entorne la puerta para no hacer ruido. Una vez sentado en el inodoro empecé con mi tarea pensando en todas las cosas que veía a diario pero de repente vi algo que me llamo la atención : el cesto de la ropa sucia, de inmediato me puse a buscar ahí y lo primero que encontré fue una tanguita blanca muy chiquitita que reconocí en el acto, era de mi novia y al llevármela a la nariz hizo que se endurezca aun mas mi pija, pero seguí buscando y encontré otra tanga, negra que por su tamaño pequeño y al no ser de mi novia supuse que seria de mi cuñadita, repetí la operación y a esa altura mi calentura era impresionante...Pero seguí buscando y vi una bombacha algo mas grande que las otras, de una tela muy delicada, transparente en la parte delantera, muy linda... Me la lleve a la nariz sentí un olor un poco mas fuerte que en las anteriores y me encanto, a tal punto que le pase la lengua por la parte manchada para sentir un delicioso gusto a concha mientras no dejaba de pajearme. Hasta que de repente entro al baño mi suegra que venia a mear y me vio en esa situación y antes de que yo pudiese reaccionar me dijo "anda para el jardín del fondo que vamos a hablar vos y yo ", obviamente acomode todo y salí del baño con toda la vergüenza del mundo y dispuesto a pedirle disculpas y que por favor no le cuente nada a mi novia, cuando llegue ella me esperaba sentada en una reposera, intente disculparme y ella me dijo  " no tengo nada que disculparte, masturbarse es lo mas normal del mundo, todos lo hacemos, discúlpame vos que te interrumpí"  yo realmente no podía creer la situación que estaba viviendo con mi suegra, hablando de sexo con total naturalidad mientras su esposo, mi novia y mi cuñada dormían. "con todos nosotros acá te debe costar encontrar el momento para coger, no? te lo digo porque a mi también me pasa..." le dije que si, que por eso había decidido masturbarme y me quede helado cuando me dijo " Y mi bombacha te inspiro? me alegro de que te haya servido  para tener un rato de placer..."  mientras me guiñaba un ojo. Yo le dije que con la sorpresa, el miedo y la vergüenza que me había generado la situación no había podido llegar al final y me dijo "entonces te quedaste así....con la leche...?” asentí con la cabeza mientras ella se paro y me dijo "esperame acá”, volvió enseguida con esa bombacha que me había "inspirado" en la mano y me dijo "toma, te molesta si te miro?" La situación  era increíble yo estaba ahí masturbándome oliendo esa prenda usada por mi suegra que me miraba sin decir nada, de mas esta decir que no tarde demasiado en acabar....después seguimos hablando un ratito y nos fuimos a dormir cada uno por su lado. Hoy, mas de 10 años después y aun habiendo cortado mi relación con su hija nos seguimos viendo con mi suegra cada tanto para repetir ese ritual que nos encanta, ambos nos masturbamos pero sin tener relaciones, esa es la condición, nos comentamos nuestras experiencias, me muestra toda la ropa interior que se compra y dice que todo esto le sirve para mejorar su vida sexual.


viernes, 13 de febrero de 2015

La Paja y Yo

Les quería contarles de las que considero mis mejores pajas, las que definí como Memorables, la que me hizo debutar como hombre, por ser la primera, creo que las primeras veces en el sexo, nunca se olvidan, cuando digo sexo, digo en general, y la paja esta dentro del sexo. No me voy a olvidar mas un día que tendría unos 9 ó 10 años, estaba tendido en la cama de mi abuela, viendo la tele, y me comencé a tocar el pito (así lo llamaba cuando era chico), me gusto tanto, que me baje los pantalones y me comencé a dar masa sin piedad, en eso entra mi vieja y ve el espectáculo, yo no hice nada, porque no lo consideraba algo malo, hasta que ella me dijo que eso no era correcto por lo tanto a partir de ese momento comencé a hacerlo de vez en cuando y tratando que no me descubrieran. Esto es lo primero que me acuerdo relacionado con las pajas en mi vida, después saltamos a los 11 casi 12 años, que tengo el recuerdo fresco de pajearme, siempre lo hacia en la cama o donde nadie me veía, es como que ahí le agarre el gustito, no lo hacia seguido, porque en realidad no sabia que estaba haciendo, había escuchado por ahí la palabra paja, había escuchado de un agua blanca que me iba a comenzar a salir cuando sea mas grande del pito (pensaba que era tipo pis y que no la podría controlar, pensé que saldría en cualquier lugar u momento, o sea me asustaba un poco la idea). Siempre me daba masa, hasta llegar a un punto que me comenzaba un cosquilleo y especie de picazón el la pija, y ahí cortaba porque no sabia que era (gran error, no sabia el placer que me perdía). No me acuerdo muy bien desde cuando hacia eso, la cuestión es que llego el verano, como todos los veranos de mi vida, me fui al campo, donde tenemos casa, en frente tiene una mis tíos, tengo un primo de mi misma edad con quien somos amigos desde que nacimos, aunque en la ciudad no nos vemos mucho, ahí estamos todo el día juntos. Una siesta, estábamos en el río los dos solos, comenzamos a hablar de sexo, minas, porno, etc, yo estaba un poco perdido, porque realmente no tenía idea de nada de esas cosas, no sabia nada de pajas, no sabia nada de porno, y menos de sexo, no hacia mucho tiempo que había dejado de creer que los hijos se hacían de un beso en la boca. Bueno la cuestión es que estábamos ahí, hasta que me pregunto si yo me hacia la paja, como tenemos mucha confianza, yo me animé a confesarle que no estaba seguro si lo que yo hacía era paja. Él me contó que se hacia la paja hacia un monto, y que le había saltado hace rato ya (vale la pena aclarar que él tiene un hermano 3 o 4 años mayor, que le explicó). Yo comencé a hacer preguntas al respecto, era como que me sentía muy identificado con las cosas que contaba, entonces él me dio una clase teórica y luego, práctica. Me dijo si quería que me mostrara como se hace, así él me enseñe, yo acepté, nos metimos en el agua que nos daba hasta la rodilla, detrás de una piedra grande y nos pusimos frente a frente, nos bajamos las mayas, y vi por primera vez otra pija que no sea la mía, ya estaba desarrollado, tenia pelos, no tantos pero mucho mas que yo, y se comenzó a pajear, yo miraba excitado por situación y tratando de no perder detalle para aprender. No podían faltar las comparaciones, la de él era mas grande que la mía (aun hoy lo sigue siendo), no mucho, pero mas grande, realmente me excitaba ver a mi primo así, imagino que él también le gustaba verme. Nos estuvimos pajeando un rato, hasta que otro de mis primos (un poco mas chico), llego de repente, nos vio y se comenzó a reír entonces nosotros nos subimos las mayas, y nos quedamos ahí como dos nabos. La cuestión es yo ya estaba preparadísimo para esto, tenia la teoría, tenia gran parte de la practica echa, solo me faltaba llegar al mejor momento de la paja que es cuando acabas, cuando sale la leche. Deje pasar unos días, nos volvimos a Tucumán, llegue a casa, acomodamos las cosas. Al día siguiente, otra vez a la siesta, una vez superado todo, me dije "hoy es el gran día". Cerré la puerta de mi cuarto con llave, cerré las cortinas tipo visillos de la ventana, o sea que había un ambiente semi-iluminado digno para el sexo, me senté en la cama en forma perpendicular, apoyado en la pared y con las piernas extendidas sobre la cama, con un pantalón pijama corto, que me quedaba suelto, me lo baje hasta las rodillas, estaba en cuero (quiere decir, sin nada en el torso). Comencé el proceso, me pajeaba, fui superando las etapas que ya había vivido, hasta que llegue al punto clave, donde yo desertaba, el famoso cosquilleo o comezón, me dije sigamos adelante y que sea los que Dios quiera, así paso, comenzaba el jadeo un poco mas rápido, sentía muchas cosas que nunca había sentido, estaba muy excitado, me acordaba de mi primo en el río, hasta que de repente sentí la misma sensación de cuando meas, así que me dio miedo porque pensé justamente eso, "me hice pis", jajaja, pero de repente vi que de la punta de mi pija comenzó a salir un liquido blanco que se regaba por todos lados, eran chorros, que salían disparados de mi polla, era totalmente nuevo para mí, porque la pis es un chorro tipo el caño de agua, esto parecía una pistola que disparaba balazos blancos y espeso. Las sabanas, mi panza, el piso, las zapatillas, salía y salía, se manchó todo. Se me juntaron muchas sensaciones en ese momento, placer, orgullo, susto, felicidad, me sentía un hombre. Los últimos chorros quedaron en la cabeza de mi pija, tome un poco entre los dedos y automáticamente me puse a observar su textura, consistencia, olor, todo, realmente me sentía orgulloso de esa néctar blanco, me di cuenta porque le decían leche, me di cuenta de lo feliz que era. Luego no sabia que hacer, con todo ese enchastre, como aunque mucha teoría, pero no estaba seguro de lo que iba pasar, por lo tanto no estaba preparado, así que agarre unas hojas del cole que andaban por ahí y con eso limpie lo mas que pude. Después deje pasar dos o tres días sin pajearme, la segunda fue en la ducha, la tercera también y de ahí en mas no pare nunca mas.


La empleada me masturbo, la mejor ducha de mi vida

Lo cuento me sucedió cuando tenía 13 años, ahora tengo 39 recién cumplidos. Nosotros somos una familia muy conservadora de 5 personas, 2 hermanas, mi madre, mi padre y yo que en ese tiempo era muy pavo (inocente) debido a la época, en ese tiempo vivíamos bien y como mis padres trabajaban no tenían el tiempo suficiente para dedicarse a las labores de la casa, es por ello que contrataron una nana. Ella tenía cerca de 50 años, media como 1,65 de estatura, gordita, tenias unas lindas piernas, un trasero muy grande y redondo y las mejores tetas que he visto en mi vida "eran gigantes" aparte que era muy bonita ella, una mujer bien educada. Un día salí a jugar a la pelota temprano y volví a la hora de almuerzo, como llegue transpirado mi madre me mandó a bañar y no le quise hacer caso, en esa edad uno es muy porfiado, como decimos acá estamos en la edad del pavo, entonces le dijo a la empleada que me bañara para luego ir a almorzar. Cuando estábamos en el baño, me desvestí y solo me quedé con el calzoncillo puesto porque me daba mucha vergüenza que me bañara siendo tan grande entonces me metí a la ducha, la empleada me mojo el cabello, me puso shampoo y comenzó a lavarme el cabello, cuando ya estaba limpio comenzó a enjabonarme el cuerpo, primero comenzó con la espalda, luego pecho, brazos y por último las piernas, todo bien hasta ahí. Hasta que me dice que yo mismo me lave el culo y mi pene porque ella no lo iba a hacer, me puse de espaldas a ella y le pedí jabón para lavarme cuando ella me dice que me tengo que echar el prepucio hacia atrás para que quede limpio, pero yo no podía porque este estaba muy cerrado y no podía echarlo hacia atrás porque me dolía mucho, entonces ella me dice que ella sabía como hacerlo de una forma que no me doliera, me dijo que apretara mi pene muy fuerte y echara el prepucio hacia atrás despacio pero a mi me dolía igual, entonces me dijo que no lo había hecho bien y que ella iba a tener que hacerlo, recuerdo que ese día ella traía puesta una polera blanca muy escotada (de hombro a hombro) y cuando se agachó a para bajarme el calzoncillo y ví sus tremendas tetitas se me puso duro mi pene ella me miró y sonrió, yo estaba muy avergonzado por lo que me había pasado y ella me dijo que eso era normal y que no me sintiera mal, entonces correspondí su sonrisa sin embargo yo estaba rojo como un tomate de la vergüenza, entonces ella tomó mi pene y comenzó a echar el prepucio hacia atrás despacio pero apretando mi pene, eso me produjo una sensación entre dolor y placer que me estremecí, cerré mis ojos y aguanté el dolor hasta que el prepucio llegó hasta atrás y con mucha dulzura comenzó a lavarme muy suavemente porque sabía que me dolía mucho, una vez que terminó de lavarme mi pene seguía duro, ella me dijo que no podía salir así del baño porque si no mi mamá se podía enojar y me dijo que yo apretará mi pene con la punta de mis dedos para que se bajara pero no pude conseguirlo, entonces ella toma mi mano y me dice que tengo que apretarlo más fuerte, entonces retiró mi mano y entonces ella comenzó a apretarlo, en ese momento perdí un poco el equilibrio y su mano llegó nuevamente hasta atrás y cuando echo mi prepucio hacia adelante para seguir apretando mi pene largue un gemido de placer que ella lo notó, entonces ella nuevamente hizo lo mismo pero esta vez me miró a la cara, cuando abrí los ojos la miré fijamente, mi excitación no daba más, yo no sabía que era lo que me estaba haciendo debido a mi inocencia, entonces comenzó a mover su mano hacia atrás y hacia adelante cada vez más rápido hasta que salió un líquido transparente y lavó nuevamente mi pene. Ella me preguntó si se me había pasado el dolor a lo que le respondí que sí y ella me dijo que mi pene ya no iba a estar mas duro y se me iba a pasar muy rápido, entonces me dijo que iba a ver si tenía olor feo mi pene, entonces nuevamente tomó mi pene con su mano echó el prepucio hacia atrás ella acercó su nariz para oler mi pene me dijo que había quedado muy bien entonces posó sus labios en mi pene abrió su boca y me dio una chupada que jamás olvidaré.