Esto ocurrió hace un par de años
atrás, teniendo 18 años. Tenía un compañero de colegio, Cristian (le cambio el
nombre claramente) con el cual mucho trato no teníamos, a pesar de haber
compartido un montón juntos, hasta que se puso a salir con la mejor amiga de mi
novia, en ese momento. Ahí empezamos a pasar más tiempo juntos, incluso nos
empezamos a sentar uno al lado del otro en las clases, ya que varios fin de
semanas pasábamos los 4 boludeando como cualquier pendejos de esa edad. Cristian
era rubio, bien pálido, alto como yo (1.80 aprox) , un pibe masculino, tranca y
buena onda. Un sábado tuvimos una fiesta de una de las amigas de las chicas, y
fuimos hasta ahí. Alcohol sobraba, algo de música y mucha risas entre nosotros
y la gente del lugar. La cosa es que en medio de la noche, tipo 4 de la
madrugada se larga una de esas tormentas de verano que empieza a levantar
viento y preferíamos volver. Nos tomamos un taxi entre los 4, primero dejamos a
las chicas (se quedaban a dormir juntas) y después nos íbamos nosotros,
esperando el taxi nos terminamos empapando, asique Cristian, mi nuevo amigo, me
dijo si no quería pasar a la casa, aunque sea a secarme, porque chorreaba agua
en todo el taxi. Cristian vivía a 10 cuadras de mi casa, las cuales normalmente
no me joderían caminar, pero en ese momento acepté y pasé a su casa, porque ya
estaba con frío. Yo sabía que Cris vivía con el padre, porque ya a esta altura
nos habíamos hecho una especie de amigos, pero me dijo que en ese momento no
estaba. Pasamos al cuarto, me tira una toalla y se empieza a desvestir delante
mío, lo cual nunca me jodío ni me dio morbo, ya que habíamos sido compañeros un
par de años antes de vóley y era muy común vernos en bolas en el vestuario. Nos
quedamos en calzones (el mio empapado) y él me tira un slip para q me ponga, ya
que claramente no llevé de repuesto, jaja. Se escuchaba del cuarto como llovía
y tronaba afuera y me invitó a quedarme a dormir, me tiró un colchón al lado de
su cama y nos quedamos hablando de la noche, todavía medio en pedo, nos
cagabamos de risa. En un momento de la charla veo como Cristian me miraba el
bulto y me dice “che boludo, somos como el ying y el yang” (haciendo referencia
a que yo soy re morocho y él es muy rubio) y nos empezamos a cagar de risa, por
los pendejos q se escapaban, que se notaba la diferencia entre los suyos y los
míos. Seguimos hablando de eso y un par de huevadas más y no me sacaba la
mirada del bulto, y me hago el pelotudo y me lo acomodo y tira la frase “che,
en el vestuario te jodían por pijudo, pero tan así es?” y le digo “qué , me
querés ver en bolas” y me río. “Nah, boludo, es que me llama la atención ese
tobul”, medio que se inhibió con mi reacción y no habló más del tema, yo cada
tanto me bulteaba la pija que la tenía media gomosa y seguíamos hablando. Pasó
el tiempo y ya serían tipo las 6 de la mañana y me quedé dormido, estaba
muerto, encima empezaba de a poco hacer efecto la resaca. En un momento siento
una mano me sobaba despacito arriba del slip la garcha, abro despacio los ojos
y lo veo a Cristian mirándola fija como se iba parando y mordiéndose los
labios. Por un momento, no sabía si seguir haciéndome el dormido o decirle
algo, pero me empezó a gustar, asique me hice el pelotudo. La pija crecía y se
ponía dura, hasta que salió por el elástico del slip para arriba y me empieza a
acariciar suave la cabeza. Era tanta la calentura que me salía mucho pre, y él
le pasaba la yema de los dedos. De golpe, me mira a los ojos y ve que lo estaba
mirando.
-Te gusta?
-Qué hacés boludo? (me hacía el
que recién me despertaba)
-Y… me tenté, desde que te vi esa
pija en el vestuario me llamó la atención, es grande, negra, y re peluda, me re
tentó y por lo que veo no te jode.
Me bajó el slip y mientras me
sostenía firmemente con una mano el tronco de la verga me pegó una buena
escupida, mientras se veía correr las gotitas por todo el tronco de la pija. De
golpe baja la cabeza y entierra el naso en medio de las bolas peludas y empieza
a respirar fuerte mientras me seguía pajeando muy despacio. “Mmm…que rico el
olor a huevo que tenés, podría estar horas haciendo esto”. Yo por dentro
también quería que lo estuviera. Cada tanto levantaba la cabeza y me olía la
cabeza del choto que estaba bien húmedo por su saliva y mi pre, y me daba como
una cosquilla que me ponía loco. Me pasaba el naso por los pendejos y cada
tanto me ensalivaba las bolas. Yo no daba más, sentía que la pija estaba como
roca y él la pajeaba a dos manos, ya con fuerza y velocidad. Me miraba a los
ojos como pidiendo que de leche y yo sentía muchas ganas de dársela. Me pajeaba
más y más rápido y hacía unos gemidos de pajero, que me subían más la
temperatura, hasta que no dí más y estallé. Le tire unos chorros de leche en la
cara, otro en el pecho y otro poco en mi panza y su mano. Cristian sonreía y no
podía parar de decirme “gracias loco, gracias”. Yo no entendía nada, si el
flaco lo hacía de pajero o si le gustaban los tipos. Después que acabe (sin
limpiarme, porque a él le copaba ver la leche) me explicó que le daba morbo la
idea de pajearme, que se había tocado banda de veces pensando en eso desde que
me vió en un vestuario y que no le gustaban los flacos, sino que le parecía
algo de “entre amigos”. Me sentí extraño, pero por más que no quisiera me gustó
y me copó que me pajeara sin pedir que yo le haga lo mismo. Fue de esa manera
que por dos años más me pajeó, en varias partes y de varias maneras. Cristian
siguió de novio con la misma piba, yo cambié de novia jaja. Y a los 18 años se
fueron ambos a Europa, hoy viven allá, es loco, pero siguen re enamorados. El
año pasado, vino a Argentina y se quedó en casa una semana y claramente me
revivió las mejores pajas que me han hecho, según él, no se lo hizo a nadie
más, pero le copa ser mi “mano amiga” (no le creo del todo jaja).