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miércoles, 11 de agosto de 2010

Masturbación con mis primos (2)

Se puso de lado para que yo pudiera pasar y obviamente yo hice lo mismo para que pudiésemos cambiar de puesto. Al pasar frente a él sentí como nuestros penes chocaban y mi excitación se hizo evidente casi instantáneamente…

Inmediatamente me puse de espaldas a él, ya que mi pene comenzó a pararse sin poder detenerlo. Sin embargo, el Rodrigo ya se había dado cuenta de lo sucedido e inmediatamente dijo:

Puta el güeón caliente

Obviamente las miradas del Cesar y el Pablo se dirigieron hacia él y ambos preguntaron al unísono:

¿Quién?

Yo estaba muerto de vergüenza y de miedo por lo que pudieran pensar.

El Tomás poh. Le pasé a llevar el pene la güeón y se le paró altiro- decía el Rodrigo mientras los ojos de mis primos esta vez se dirigían hacia mi.

La situación fue más normal y natural de lo que esperaba. Solo hubo algunas bromas referentes a mi facilidad para excitarme y uno que otro comentario con respecto al tamaño de mi pene.

Oye güeón y así te avergonzabas. Lo tenís más que bien pa’ tu edad – me decía el Cesar mientras miraba mi pene erecto.

Pero el mío parado es más grande que el de él – dijo el Pablo

Ya güeón, ¿sabís que? Estamos puro güeveando y nos hemos demorado mucho así que apúrense o dennos espacio no más para entrar – dijo el Cesar sin hacer caso al comentario del Pablo.

Yo aún tenía un poco de vergüenza, pero como mi erección no había sido mal interpretada traté de mantener la naturalidad de la situación.

Como ni el Rodrigo ni yo dimos señales de salir de la ducha, ambos, el Cesar y el Pablo, entraron con el fin de apurarnos. El Cesar me pidió el shampoo que yo había dejado en la ventana y se lo entregué mientras el Rodrigo y el Pablo se enjabonaban todo el cuerpo.

Ya, deja mojarme - me dijo el Pablo

Cuidado si con este güeón que es demasiado caliente - dijo el Rodrigo, molestándome por lo que había pasado recién

Cambiamos de posición y para ello tuve que pasar delante del Cesar pero esta vez lo hice dándole la espalda. En ese momento y obviamente en tono de broma, el Cesar se acercó a mi y presionando puso todo su paquete en mi culo. Para mi fue increíble. Nunca había imaginado esa situación, pero me excité muchísimo y de lo único que tenía ganas era de poder tocar y, porque no, masturbar ese enorme pene.

Por suerte mi pene aún se encontraba erecto debido a la situación anterior, por lo que no tuve que justificar dicho estado.

Obviamente mis primos se mataron de la risa y yo opté por tener la misma reacción.

Era casi inevitable para mi el observar con detención el momento en que mis primos, especialmente el Cesar y el Rodrigo, lavaban sus respectivos penes. Esa era otra de las cosas que me excitaba muchísimo. Cuando vi que el Rodrigo echaba el prepucio de su pene hacia atrás y dejaba al descubierto ese enorme glande fue inevitable pensar en lo que se sentiría tener ese miembro en mis manos.

Continuamos con la ducha y luego de un rato logré calmar la larga erección que había alcanzado. El primero en salir de la ducha fue el Rodrigo. Posteriormente lo hizo el Cesar, luego yo y después el Pablo. Una de las escenas que más recuerdo de ese momento fue ver al Cesar secándose con mucha dedicación ese enorme pene para luego comenzar a jugar con él moviéndolo como un péndulo o dándole vueltas simplemente impulsado por el movimiento de su pelvis.

Finalmente salimos del baño y cada quien se vistió en su pieza. Al poco rato, y antes que llegaran los adultos, El Cesar recibió el llamado de un amigo, el Víctor, quien le avisaba que esa noche no podría sacar la camioneta de su papá, ya que estos la usarían para salir. Se suponía que nosotros iríamos con el Víctor a dar una vuelta a otra de las playas cercanas pero como obviamente ya no podríamos, comenzamos a pensar en que haríamos. Estábamos en eso cuando llegaron nuestros papás y después de un rato nos comentaron que saldrían con los papás del Víctor. Finalmente, y sin ninguna idea concreta que se nos ocurriera, decidimos quedarnos en la casa. Cerca de las 9 de la noche llegó el papá del Víctor a buscarlos ( nuestros papás) y junto con ellos venía el Víctor (18 años) y su amigo Toño (19 años), ya que como saldrían todos los adultos, ellos se quedarían con nosotros por esa noche para no estar aburridos en su casa.

Después que nuestros papás se fueron el Víctor propuso que fuéramos a comprar algo para que tomáramos mientras veíamos unas películas xxx que él había llevado. Obviamente todos nos entusiasmamos y fuimos inmediatamente a comprar. Al rato ya estabamos instalados todos en el living de la casa tomando chelas (cervezas) y viendo una de aquellas películas que había llevado el Víctor.

En un sillón estabamos sentados el Rodrigo, el Víctor y yo, y en un diván cama que había, estaban sentados el Cesar, el Pablo y el Toño.

Era inevitable hacer o escuchar comentarios relacionados con las imágenes que estábamos viendo: "las medias tetas de la mina", "la mina camboyana", "se lo traga entero", "el güeón suertudo más encima le pagan", "yo lo tengo más grande". Aquellos comentarios contribuían, en mi caso, a una excitación aún mayor y hacían que mi pene cada vez estuviera más grande y duro.

La media penca del güeón – comentó el Rodrigo

Sí güeón – contestó el Cesar – le debe romper el culo a la mina

No güeón,- dijo el Víctor - este güeón, refiriéndose al Toño, la tiene más grande.

El Toño asintió con la cabeza e hizo un gesto como diciendo "lo tengo más grande que todos ustedes"

Anda güeón, muéstraselas- le dijo el Víctor al Toño

El Toño desabrochó sus jeans y mientras con una mano bajaba sus calzoncillos, con la otra saco y dejó a la vista parte de su enorme, pero realmente enorme, pene. Al principio solo pude ver el glande y parte del tronco, pero sin dudas era el pene más grande que hubiese tenido frente a mis ojos, solo exceptuando los de algunos actores porno que veía en películas, aunque más que largo era increíblemente grueso y cabezón.

Maestro!!- dijo el Cesar en tono de admiración y sin dejar de quitar sus ojos del miembro del Toño

viste güeón, si este güeón la tiene enorme – volvió a decir el Víctor

Y tú güeón, ¿no que la tenís grandota también cuando se te para? – preguntó el Rodrigo al Cesar en tono de ironía

Si poh güeón, pero nunca tanto – decía el Cesar mientras metía su mano bajo el pantalón de buzo con el que andaba y gracias al cual era evidente el estado erecto de su pene.

El Cesar se bajó un poco el pantalón y bajando también sus calzoncillos, sacó junto con sus huevos su también grandote pene.

Viste – dijo el Cesar mientras le mostraba al Rodrigo su miembro erecto

Yo estaba impresionado. Nunca había imaginado estar en una situación así pero la excitación que tenía era enorme. Mis ojos no se despegaban de esos perfectos penes. El Toño había dejado parte de su pene a vista de todos y el Cesar nos estaba mostrando también lo bien dotado que estaba mientras se tocaba el glande y suavemente extendía y recogía el prepucio que lo cubría.

güeones, les molesta que me pajee? – preguntó de pronto el Víctor

Nosotros nos miramos y sin necesidad de ponernos de acuerdo le dijimos que no.

Yo estaba al lado del Víctor y vi con lujo de detalles toda su rutina masturbatoria. Lo primero que hizo fue pararse, sacarse las zapatillas, desabrochar sus jeans e inmediatamente bajarlos. Él no andaba con nada bajo los pantalones por lo que altiro pudimos ver su pene erecto apuntando hacía arriba. La verdad es que su pene no era para nada grande, por lo que no se comparaba con el de su amigo ni con el de mi primo Cesar, pero igual era excitante ver la confianza y virilidad con que actuaba. Se volvió a sentar. Con su mano derecha comenzó suavemente a realizar un movimiento desde la cabeza hasta la base de su pene y con la izquierda tocaba sus peludos cocos que tampoco eran de gran tamaño. Todo esto lo hacía mientras continuábamos viendo la película y mientras observaba como todos nosotros lo mirábamos a ratos.

¿Y ustedes no tienen ganas? – preguntó el Víctor mientras continuaba con su lenta, pero constante masturbación.

si güeón, respondió el Rodrigo, pero si nos ponemos a pajear todos va a parecer mariconeo esta güeá

Todos nos reímos.

Y por qué va a ser mariconeo güeón, si cada uno con la suya. Ahora si tu querís tocármela, esa güeá si que es maraca. – dijo el Víctor en tono de broma al Rodrigo

Volvimos a reír. Yo creo que en el fondo todos teníamos ganas de poder masturbarnos en ese momento, pero como supuestamente nunca ninguno de nosotros había estado en una situación similar antes, era un poco difícil tener confianza y tomar la decisión de hacerlo. Sin embargo, y en vista y considerando que el Cesar ya se la estaba tocando, que el Toño, aunque no se la tocaba, la tenía a simple vista y a que él Víctor se estaba pajeando sin ningún reparo, yo decidí meter la mano bajo mi pantalón y también comencé a tocarme y masturbarme suavemente. EL Rodrigo y el Pablo desde hacía un rato decidieron hacer lo mismo que yo y comenzaron a masturbarse bajo el pantalón. El Cesar, con su pene y huevos fuera del pantalón, comenzó también a masturbarse, pero solo lo hacía sobando la cabeza hinchada de su gran pene. El Toño en cambio, continuaba en la misma posición desde hacía rato y no hacía más que mirar la película y los demás de vez en cuando sin tocar para nada su paquete que, como mencioné anteriormente, dejaba verse en parte. Estaba en la interrogante de sacar mi pene a la vista de todos o no, cuando sentí que el Víctor, quien ya había acelerado el ritmo de la paja que se hacía, comenzó a gemir del placer que se autoproporcionaba y de un momento a otro empezó a salir semen de su pene, llegando parte de este hasta su cuello y el resto terminó sobre su polera.

Puta que duraste poco güeón – bromeó el Toño logrando sacar varias risas a nosotros.

Es que no me masturbaba desde el Lunes – aclaró el Víctor

Saaale güeón, te apuesto que lo hacís a cada rato güeón pajero – dijo el Cesar

El Víctor se paró, estando su pene aún semierecto, se sacó la polera, se limpió el cuello y volvió a ponerse los pantalones.

Yo tenía unas ganas enormes de poder ver lo mismo que había hecho el Víctor, pero que quién lo hiciera esta vez fuera el Toño, ya que quería ver por completo esa enorme tranca en acción.

Eso sucedió más tarde, e incluso ocurrieron algunas situaciones que me excitaron aún más…

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