SOLITARIO GOZADOR

Tengo 20 años. Soy de piel morena debido al sol que tomo, de ojos marrones, mido 1.80cm, con un cuerpo bastante trabajado, labios carnosos. La naturaleza me ha dado un buen pedazo de verga, la cual no es muy larga pero si es ancha y muy cabezona (aproximadamente de 17 cm de largo).

Me vuelve loco sentir la lengua de una hembra alrededor de mi glande. Así puedo permanecer bastante tiempo, pero como me gusta devolver placer, si me lo dan a mi, bajo hasta el coño de la afortunada y puedo permanecer horas lamiendo su clítoris. Por una buena paja soy capaz de cualquier cosa.

En este momento me encantaría abrirme de piernas y que una buena hembra colocara sus manos entre mis piernas y me jalara el pene dulcemente, ese pene que, a estas alturas, se me ha puesto tan duro como mis huevos ¡Qué gran necesidad de una paja tengo! ¡Qué gran necesidad de que una hembra pose sus labios o pechos en mi verga y me obligue a deshacerme en el mejor orgasmo de mi vida!

Pero nadie tengo a mi lado y nadie puede disfrutar de mi cuerpo y compartir conmigo estas ansias de follar que me invaden.

Solo tengo el pene entre mis manos, y me lo jalo una y otra vez, me sobo los huevos, y fantaseando con la hembra que me calienta, derramo semen una y otra vez, pero esto solo consigue aumentar más y más las apetencias de una buena hembra.

¡Ah! Se me olvidaba decirte que me gustan los coños depilados y con labios carnosos e infatigables. Mi verga se adapta a cualquier coño por muy cerrado que este sea.

Mi verga es versátil y resbaladiza. La suavidad de su cuerito hace que cualquier mujer se sienta en las estrellas.

Se maniobrarla bastante bien debido a mis experiencias, y a las horas de masturbación que le he dedicado, se contener mi eyaculación, lo he entrenado mucho en mis sesiones de paja, y me ha dado mucho resultado.

Disfruto, sobre todo, viendo disfrutar a la hembra que tengo a mi lado y me gusta retener mi corrida mientras la hembra estalla en cientos de orgasmos, porque de ese modo, mi orgasmo final brota indefectiblemente con mayor potencia y mis chorros de leche salen disparados a una velocidad la cual hace más excitante el momento.

Mi condición de hombre solitario, al mismo tiempo llena de ansias lascivas, me obliga, para calmar estas ansias de goce sexual que tengo, a tomar decisiones drásticas, desesperadas, y extremas como puede ser masturbarme más de 7 veces al día, la imagen que más me recuerde a una hembra y que más a mano tenga, es motivo de una erección.

Tampoco comienzo por acariciarme mi pene, si no que primero acaricio todo mi cuerpo, entonces dejo que mi imaginación vuele por los ámbitos más lujuriosos posibles, buscando en ellos las más provocativas imágenes y enseguida comienzo a acariciarme los testículos, después mis muslos con mi propia saliva y, a veces, con un aceite especial, lubrico mi cuerpo y logro tener mi verga más dura.

Me gusta acariciarme el cuerpo completo, siento gran excitación en mis pectorales desarrollados por los días que he pasado ejercitándolo en el gimnasio, pero también me gustan mis hombros, bíceps y tríceps, mi cola es una de las cosas que más me gustan de mi cuerpo, la he entrenado bastante, y no tiene nada que envidiarle a la cola de una mujer, cuando llego ahí, en ese preciso y feliz momento mis manos recorren y se detienen a juguetear con el escroto, ese lugar que tenemos los hombre entre el ano y los testículos, que tanto placer nos produce.

Se me secan los labios y me los humedezco con la lengua, pensando en la vagina calenturienta de una buena hembra, me crece el pene y se me dilata, llegando al tamaño de un plátano en su mayor grosor, me lo acaricio con mimo y también lo cuajo de saliva, mis dedos recorren tranquilos la base de mi tronco, los recorren repetidas veces hasta percibir la humedad caliente de su piel y con ello vuelvo a humedecerme la boca, me relamo de gusto, me retuerzo de placer, mis muslos se agitan y empiezan un movimiento de tembleque, anunciando la inminente salida de toda la leche que tengo acumulada en mis huevos.

Toco mi verga como puedo y con lo que puedo, su cuerito, sus pliegues tiemblan y me hacen temblar a mi, camino en busca de un orgasmo que me tranquilice, se agran

dan mis huevos y mi cabeza se pierde en el inconsciente. Me masturbo frenéticamente y mi imaginación calenturienta me coloca entre dos mujeres que me deleitan con sus cuerpos sudorosos y pegándolos entre si.

Quisiera en ese momento, poseer cientos de manos para acariciarles todo el cuerpo, también me gustaría poseer de dos lenguas y dos penes, para hacerlas gozar al máximo, que se sientan las mujeres más afortunadas del mundo.

Tengo debilidad por las coloradas de tetas grandes, mi primera experiencia fue con una mujer rusa. Siempre y de tal forma que, cuando puedo ligarme alguna tía que me recuerde a esta colorada de tetas grandes, lo hago. Soy un hombre muy pervertido. Y como no es raro que esa tía no tenga alguna amistad femenina de su propio colectividad, pues procuro que siempre venga acompañada de ella.

Me entusiasman esas mujeres que saben que con su cuerpo pueden conseguir lo que quieran, son muy confiadas en si misma y una vez que encuentran un macho que las haga gozar, se entregan por completo y quieren que uno sea su amo.

No te puedes imaginar como obedecen, verdaderamente como las mejores PUTAS y se comen mi pedazo, se entregan a mi plenamente y trato de satisfacerlas en todo, calmar su sed de hembra, dándoles todo mi cuerpo y exigiéndoles que ellas me regalen todo el suyo, sobre todo, sus tetas de las cuales nunca me veo harto.

Me gusta meter en mi boca, sus pezones y chuparlos, que es lo mejor. Una vez que tengo estos melones bien lubricados y ensalivados, llega el momento de poner en el medio mi pija a su disposición, me abro de piernas con un placer y un gusto exquisito.

No lo niego. Soy un pervertido, muy pervertido y mi deporte favorito es follar y pajearme a todas horas.

Y aquí estoy, en mi cama solitario, esperando a las Mujeres o a los Mujeres de mi vida para regalar generosamente todo lo que de hombre tengo, de macho amante y caliente a la vez.