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lunes, 18 de abril de 2011

Mi última gran paja

Hola, me llamo Javier y este es el primer mini relato que publico. Les cuento que tengo 31 años, soy hetero, trabajo en una oficina y tengo una vida bastante “normal”. Sin embargo, dentro de mí se esconde otra personalidad, super morbosa y vouyerista, que al no ser compatible con las amistades, novia, familia, muchas veces termino escondiendo. Sin embargo, gracias a esta gran comunidad de escritores, me doy cuenta que, por lo menos, he enconrado un lugar donde puedo expresarme y ser libre de compartir mis deseos y fantasías más ocultos.

Lo que voy a contarles a continuación es cómo fue mi última gran paja, producto de la calentura que me agarró luego de leer durante varios días los relatos de este sitio. Fue un viernes que, ya en la oficina, no podía concentrarme y esperaba ansioso la hora de volver al hogar para poder pajearme con todo.

La cuestión es que llegué a casa del trabajo y, sin perder tiempo, me saqué toda la ropa y me quedé sólo con el boxer gris de algodón ajustado. Como les contaba, estaba muy caliente así que bastó que me acariciara un poco el miembro para que se endureciera enseguida. No esperé más, tomé el vibrador de la mesita de luz y me fui directo al baño. Allí moví la alfombra de la ducha al medio, cerca del inodoro, y me recosté boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas. Comencé entonces a manosearme la pija lentamente por encima del calzoncillo. Sentía como se iba endureciendo cada vez más y más. Pasé una mano por debajo de la cola y empecé a tocarme el ano. Empujaba la tela del boxer hacia dentro, tratando de meterla en mi culo. El roce con el algodón me excitaba a más no poder. La temperatura de mi pija iba en aumento y segregó un poco de líquido que humedeció el boxer. Proseguí así un tiempo hasta que parecía que me había meado encima de lo mojado que estaba. Me saqué el calzoncillo para verlo mejor. Estaba todo baboseado. Lo acerqué a mi cara y comencé a saborearlo, primero con la punta de la lengua y luego con toda la boca. No dejé parte alguna sin probar, dedicando especial atención al lugar donde había estado mi pija, mis huevos y mi ano, impregnándome con sus olores y humedeciendo toda mi cara de saliva y jugo. Para ese entonces mi miembro estaba colorado, inflamado, y seguía segregando líquido como un volcán a punto de hacer erupción. Me corrí entonces con alfombra y todo bien cerca del inodoro. Levanté las piernas y apoyando la espalda sobre el marmol, llevé mis pies al lado de la cabeza, quedando la pija justo arriba de mi boca. De esta manera podía ver bien lo que hacía y, al mismo tiempo, recibir en mi boca todo el jugo que iba cayendo. También veía perfecto mi ano, así que tomé el vibrador, lo lubriqué con saliva y comencé a jugar. Primero lo moví lentamente haciendo círculos y después empecé a empujar hacia dentro, muy despacio, dejando que la presión lo llevara hacia fuera. Cuando se secaba, lo introducía en mi boca y lo chupaba como un caramelo, humedeciéndolo con la mezcla saliva y el jugo que caía de mi pija cada vez más hinchada y roja. Continue pajeandome el culo durante un rato, metiéndolo cada vez más adentro y aumentando la velocidad, hasta que sentí que no daba más y que iba a explotar. Sin dejar de masturbarme, agarré la pija con la otra mano, y me empecé a pajear con todo esperando la leche con la boca bien abierta y la lengua afuera. No tardé mucho en hacer erupción. Fuertes chorros de semen super caliente brotaron de golpe y fueron a inundar mi lengua, boca, cara, pelo, cuello y pecho. Me quedé un rato así acostado, disfrutando y gozando de mí mismo.

Finalmente me paré, me fui a dar una ducha caliente y me acosté desnudo a dormir, super relajado y más que satisfecho.

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