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sábado, 21 de febrero de 2015

Mi primer amigo pajero

Esto ocurrió hace un par de años atrás, teniendo 18 años. Tenía un compañero de colegio, Cristian (le cambio el nombre claramente) con el cual mucho trato no teníamos, a pesar de haber compartido un montón juntos, hasta que se puso a salir con la mejor amiga de mi novia, en ese momento. Ahí empezamos a pasar más tiempo juntos, incluso nos empezamos a sentar uno al lado del otro en las clases, ya que varios fin de semanas pasábamos los 4 boludeando como cualquier pendejos de esa edad. Cristian era rubio, bien pálido, alto como yo (1.80 aprox) , un pibe masculino, tranca y buena onda. Un sábado tuvimos una fiesta de una de las amigas de las chicas, y fuimos hasta ahí. Alcohol sobraba, algo de música y mucha risas entre nosotros y la gente del lugar. La cosa es que en medio de la noche, tipo 4 de la madrugada se larga una de esas tormentas de verano que empieza a levantar viento y preferíamos volver. Nos tomamos un taxi entre los 4, primero dejamos a las chicas (se quedaban a dormir juntas) y después nos íbamos nosotros, esperando el taxi nos terminamos empapando, asique Cristian, mi nuevo amigo, me dijo si no quería pasar a la casa, aunque sea a secarme, porque chorreaba agua en todo el taxi. Cristian vivía a 10 cuadras de mi casa, las cuales normalmente no me joderían caminar, pero en ese momento acepté y pasé a su casa, porque ya estaba con frío. Yo sabía que Cris vivía con el padre, porque ya a esta altura nos habíamos hecho una especie de amigos, pero me dijo que en ese momento no estaba. Pasamos al cuarto, me tira una toalla y se empieza a desvestir delante mío, lo cual nunca me jodío ni me dio morbo, ya que habíamos sido compañeros un par de años antes de vóley y era muy común vernos en bolas en el vestuario. Nos quedamos en calzones (el mio empapado) y él me tira un slip para q me ponga, ya que claramente no llevé de repuesto, jaja. Se escuchaba del cuarto como llovía y tronaba afuera y me invitó a quedarme a dormir, me tiró un colchón al lado de su cama y nos quedamos hablando de la noche, todavía medio en pedo, nos cagabamos de risa. En un momento de la charla veo como Cristian me miraba el bulto y me dice “che boludo, somos como el ying y el yang” (haciendo referencia a que yo soy re morocho y él es muy rubio) y nos empezamos a cagar de risa, por los pendejos q se escapaban, que se notaba la diferencia entre los suyos y los míos. Seguimos hablando de eso y un par de huevadas más y no me sacaba la mirada del bulto, y me hago el pelotudo y me lo acomodo y tira la frase “che, en el vestuario te jodían por pijudo, pero tan así es?” y le digo “qué , me querés ver en bolas” y me río. “Nah, boludo, es que me llama la atención ese tobul”, medio que se inhibió con mi reacción y no habló más del tema, yo cada tanto me bulteaba la pija que la tenía media gomosa y seguíamos hablando. Pasó el tiempo y ya serían tipo las 6 de la mañana y me quedé dormido, estaba muerto, encima empezaba de a poco hacer efecto la resaca. En un momento siento una mano me sobaba despacito arriba del slip la garcha, abro despacio los ojos y lo veo a Cristian mirándola fija como se iba parando y mordiéndose los labios. Por un momento, no sabía si seguir haciéndome el dormido o decirle algo, pero me empezó a gustar, asique me hice el pelotudo. La pija crecía y se ponía dura, hasta que salió por el elástico del slip para arriba y me empieza a acariciar suave la cabeza. Era tanta la calentura que me salía mucho pre, y él le pasaba la yema de los dedos. De golpe, me mira a los ojos y ve que lo estaba mirando.
-Te gusta?
-Qué hacés boludo? (me hacía el que recién me despertaba)
-Y… me tenté, desde que te vi esa pija en el vestuario me llamó la atención, es grande, negra, y re peluda, me re tentó y por lo que veo no te jode.
Me bajó el slip y mientras me sostenía firmemente con una mano el tronco de la verga me pegó una buena escupida, mientras se veía correr las gotitas por todo el tronco de la pija. De golpe baja la cabeza y entierra el naso en medio de las bolas peludas y empieza a respirar fuerte mientras me seguía pajeando muy despacio. “Mmm…que rico el olor a huevo que tenés, podría estar horas haciendo esto”. Yo por dentro también quería que lo estuviera. Cada tanto levantaba la cabeza y me olía la cabeza del choto que estaba bien húmedo por su saliva y mi pre, y me daba como una cosquilla que me ponía loco. Me pasaba el naso por los pendejos y cada tanto me ensalivaba las bolas. Yo no daba más, sentía que la pija estaba como roca y él la pajeaba a dos manos, ya con fuerza y velocidad. Me miraba a los ojos como pidiendo que de leche y yo sentía muchas ganas de dársela. Me pajeaba más y más rápido y hacía unos gemidos de pajero, que me subían más la temperatura, hasta que no dí más y estallé. Le tire unos chorros de leche en la cara, otro en el pecho y otro poco en mi panza y su mano. Cristian sonreía y no podía parar de decirme “gracias loco, gracias”. Yo no entendía nada, si el flaco lo hacía de pajero o si le gustaban los tipos. Después que acabe (sin limpiarme, porque a él le copaba ver la leche) me explicó que le daba morbo la idea de pajearme, que se había tocado banda de veces pensando en eso desde que me vió en un vestuario y que no le gustaban los flacos, sino que le parecía algo de “entre amigos”. Me sentí extraño, pero por más que no quisiera me gustó y me copó que me pajeara sin pedir que yo le haga lo mismo. Fue de esa manera que por dos años más me pajeó, en varias partes y de varias maneras. Cristian siguió de novio con la misma piba, yo cambié de novia jaja. Y a los 18 años se fueron ambos a Europa, hoy viven allá, es loco, pero siguen re enamorados. El año pasado, vino a Argentina y se quedó en casa una semana y claramente me revivió las mejores pajas que me han hecho, según él, no se lo hizo a nadie más, pero le copa ser mi “mano amiga” (no le creo del todo jaja).


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