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sábado, 21 de febrero de 2015

Mi primer pajote

Me llamo Juan Carlos mi primera masturbación fue con un amigo un año mayor que yo. Todo empezó un día en que mi amigo y vecino José me enseñó una revista porno, yo nunca había visto ninguna y me quede todo sorprendido al ver todos aquellos cuerpos desnudos frotándose. Sabia lo que era el sexo, pero lo único sexual que había ocurrido en mi vida era haber enseñado la poya a unos compañeros del colegio en el lavabo a la hora del recreo. José se rió al ver mi expresión de curiosidad y me explicó que conseguía las revistas robándolas a un quiosquero que tenia problemas de oído, el le pedía unos caramelos y al darse la vuelta cogía alguna revista, aunque hacia ruido al cogerla, el hombre no se enteraba y mi amigo se la guardaba en la mochila. La primera revista que me enseño no la olvidaré nunca, pues me dejo totalmente alucinado. Era un especial de sexo con embarazadas. En ella se podían ver embarazadas de diferentes razas, las había negras, mulatas, asiáticas, latinas y europeas del norte muy blancas y rubias. Todas estaban en poses obscenas, a cuatro patas, enseñando bien su cola, en cuclillas, tumbadas de lado y bien abiertas de piernas dejando ver bien toda su almeja, diferente en tamaño y color, dependiendo de la raza. Es obvio que cada chica tiene un coño diferente, pero yo era joven y pensaba que todos los coños eran iguales. Al ver por primera vez esos coños abiertos con sus labios gruesos y oscuros en las chicas negras y rosaditos en las de piel blanca, me quede sorprendido de que fueran así. Las chicas se masturbaban con los dedos o con consoladores. Tenían que estar ya a punto de parir pues las barrigas eran enormes y me parecía que de aquellos coños iba a salir un bebe en cualquier momento. Algunas de las mujeres eran penetradas hasta el fondo, tanto por la almeja como por el culo, por hombres que tenían unas poyas enormes comparándolas con la mía. Todo aquello más que excitarme me dejo perplejo. José con una sonrisa en su cara me dijo que se pegaba pajas y que si quería pajearme con él, usando las revistas. Yo con vergüenza le dije que nunca me había masturbado y el se rió respondiendo que ya se lo imaginaba. El era un año mayor que yo y hacia solo dos meses que se pajeaba. Me dijo que fuera haciendo lo mismo que él en cada momento. Empezó por bajarse los pantalones y luego los calzoncillos. Se notaba que era más maduro ya que tenia mucho mas bello en el pubis y en los huevos, yo solo tenía un poquito de pelo rubio en mi pubis ya que solo hacia una semana que me habían salido mis primeros pelos. José a medida que se iba acariciando el pene, este se le iba haciendo cada vez más grande y grueso, yo empecé también a tocarme como el lo hacia. Me movía la piel del pene en un movimiento rítmico sacando y metiendo el capuchón de piel que tapaba mi glande, al mismo tiempo que con mi mano izquierda me acariciaba los huevos. Mi miembro también empezó a hincharse y mis huevos empezaron a ponerse cada vez más duros. José, cada vez estaba más excitado y tenía la polla enorme, se le marcaban las venas y el capullo lo tenía de un color rojo oscuro, de la punta le empezaban a salir unas gotitas de un liquido transparente he iban bajando por su rabo, el me dijo que era un poco de liquido que salía normalmente antes de correrse. Mi miembro era mucho más pequeño que el suyo, en consonancia con mi cuerpo pequeñito y delgado. Yo también estaba cada vez más excitado y tenia la poya como nunca la había tenido en mi vida, estaba muy hinchada y los huevos empezaban a dolerme un poco. También empezó a salirme líquido del rabo que me ayudo a lubricar mis caricias. Los dos cada vez empezamos a tocarnos con más violencia, mirando la foto de una chica rubita muy mona, estaba sentada en el suelo y tenia bien abiertas las piernas para que se le viera el coño rosa que tenía. Me imaginaba que se la estaba metiendo hasta el fondo. Llevábamos más o menos veinte minutos y José ya no aguanto más, empezó a gemir y a mover las caderas con fuerza, yo pare de pajearme y me puse a mirar como el empezó ha correrse, le salieron unos chorros de semen abundantes, fueros unos cinco chorros, cada vez que sacudía con fuerza sus caderas le salía un chorro. Al final cayo de rodillas al suelo y se quedo un rato quieto respirando con fuerza. Había dejado la revista llena de su leche. Yo me asuste un poco y le dije que no me apetecía continuar, que parecía doloroso. El me dijo que no fuera tonto, que era muy placentero y que lo acabase, que si no el dolor de huevos no se me pasaría. Mientras el limpiaba la corrida que había descargado en la revista, me dio otra en la que había unas chicas jóvenes tendrían unos 18 años, posaban desnudas en medio de un bosque, me gusto mucho una foto en la que una de ellas estaba apoyada a un árbol, tenía unos pechos preciosos, con los pezones tiesos y de color marrón. Le salían un poco por fuera los labios de su coño, también marrones y el bello del pubis era de un color negro intenso. Me puse de nuevo a pajearme, concentrándome en aquel cuerpo tan bonito que veía, lo deseaba con fuerza, quería acariciarla, besarla y poder meterle mi poya hasta el fondo de ese coñito que tanto deseaba, estaba excitadísimo. Empecé a tener un dolor de huevos insoportable que me hizo sacudir con más fuerza mi polla, deseaba correrme y acabar con aquella sensación tan confusa de placer y dolor al mismo tiempo. Al final llego el momento del éxtasis, me vino un mareo, me temblaban las piernas y empecé a echar chorros de semen, los lanzaba con tanta fuerza que los dos primeros chorros pasaron por encima de la revista y fueron a parar a la pared. Luego me salieron varios chorros mas, menos potentes que cayeron encima de la foto, llenándola con mi semen blanco y espeso. Luego me deje caer al suelo, puesto que las piernas me flaqueaban y me quede allí un rato recuperándome, respirando de forma rápida como si hubiese corrido una maratón.


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