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sábado, 21 de febrero de 2015

Paja en la playa

La historia que les voy a contar, además de ser real, me paso el verano pasado en una playa alejada del sur de la ciudad de Mar del Plata. Dado que no conocía ninguna playa del sur de la ciudad, un jueves me levante y decidí ir a conocer alguna, sin saber como eran, si eran lindas o no, pero bueno allá fui. De la ruta, no es lejos pero hay que bajar unas cuantas cuadras hasta que de pronto se ve el mar y comienza la playa. Camine por la arena en dirección al sur y solo veía dos o tres chicos haciendo surf, me instale sobre una grandes rocas saque mi cámara de fotos y comencé a sacar lagunas fotos a los chicos con sus tablas ya que es uno de los deportes que mas me gustan. El sol estaba buenísimo, al no haber nadie merodeando por los alrededores, decidí quedarme en bóxer tomando sol. Así lo hice. Tengo que contarles que soy re pajero, me encanta masturbarme y cualquier ocasión me parece propicia para hacerlo. En ese momento estando solo frente al mar y sin nadie que me viera, metí mi mano dentro del bóxer y empecé a tocarme, hasta que tuve q interrumpir mi actividad porque vi que dos de los chicos se estaban acercando a la orilla con sus tablas. Estos dos chicos salen del agua y se dirigen hacia las rocas que están al lado de donde estaba yo. Son tan grandes que estando yo recostado sobre una de ellas, podía verles solo el torso a estos surfistas. Vi que se sacaban los trajes, se ve que en esas playas estos chicos es donde practican el deporte, y se cambian y descambian en la misma playa. Los veía sentados charlando entre ellos y al otro amigo todavía en el agua. Cuando me paro para ir a mi bolso a buscar un cigarrillo, los veo sentados en una roca totalmente desnudos como si nada (se ve es costumbre de ellos) y uno de ellos se tocaba su pene, se reían y hablaban, hasta que uno de los dos saca de su bolso una revista, supongo que porno, y comienzan a mirarla. No tardaron nada en empezar a masturbarse mirando la revista, cada uno se hacia su paja. Yo intentaba no mirar para que no se incomoden pero me excitaba ver estos dos chabones pajearse totalmente desnudos al sol. Quería que terminaran de una vez y se fueran así me la hacia yo. Así fue como acabaron prácticamente juntos y se dispusieron a irse. En ese momento mira bien a todo mi alrededor para ver si no había nadie, efectivamente esta absolutamente solo en esa playa y el tercer chico jugando con su tabla en el mar, bastante alejado de donde estaba yo. Apoye mi espalda sobre una roca, me saque mi bóxer y empecé suavemente a tocarme los huevos, podía ver como mi líquido preseminal aparecía por la punta de la cabeza de mi verga y caía sobre el tronco, eso me excitaba aún más, y más todavía sentir ese líquido caliente desparramado sobre toda mi verga. Seguí tocándome los huevos sin masturbarme y sentí que si seguía haciendo eso me acabaría sin tocar mi pene. Me dispuse a encender un cigarrillo y fumarlo sin tocarme y solo observándome desnudo al sol como estaba. Disfrutando del placer de estar totalmente desnudo y de mi cigarrillo, no me di cuenta que el otro chico estaba sentado en unas piedra detrás mío y me observaba cada uno de mis movimientos. El estaba con su traje de surf por las rodillas y su verga erecta. Lo único que atine a hacer es cubrir mi sexo con mi remera, al momento que se acerco y me dijo: “Quédate tranquilo macho, acá nos pajeamos siempre, no pasa nada”. Solo me sonreí y descubrí mi sexo otra vez. El se dispuso a sentarse enfrente mío y mientras comenzamos a charlar se tocaba su verga que estaba al palo. La excitación era demasiada por parte de los dos, y sin más vueltas me dijo: “podes abrir un poco las piernas así veo como tus huevos se mueven al ritmo de tu paja?, eso me calienta mucho”, así lo hice, me abrí de piernas y comencé a masturbarme cada vez con un ritmo más acelerado mientras miraba mi pija que parecía que iba a explotar y mientras miraba a aquel chico que me comía mis huevos con su mirada, hasta que en un gemido largo y profundo nos acabamos los dos juntos, yo llenado mi abdomen de leche bien blanca y caliente y mi compañero de paja toda su leche entre sus piernas. Es el día de hoy que aún me acuerdo de aquella tarde y me masturbo acabando como si hubiese sido esa misma tarde. En días mas voy a viajar a esa fantástica ciudad por unos días, y desde ya que visitaré aquella playa en busca de alguna otra paja tan copada como aquella.


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