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lunes, 18 de abril de 2011

Lo rico de hacerse la paja

Soy un muchacho ecuatoriano de 20 años al que le gusta demasiado masturbarse. Me considero un pajero empedernido, ya que la verdad me gusta demasiado masturbarme y producirme placer sexual yo mismo. Me masturbo casi todos los días de la semana, a veces una vez, a veces dos, pues siempre he disfrutado de mi cuerpo y de mi desnudez aún desde muy pequeño. Mis primeros pajazos se iban más por lo típico, es decir agarrar mi pene y bombearlo, pero conforme pasaron los años desde que empecé a los 11, fui descubriendo diferentes zonas erógenas en mi cuerpo que tal vez antes había pasado por alto.
Fue así que empecé a estimularme las tetillas, los muslos, las bolas, el culo...
No se cuantos de ustedes habrán experimentado la estimulación anal pero la verdad es que no saben lo que se pierden muchachos. Yo la descubrí gracias a una novia bien calentona, que mientras teníamos relaciones sexuales le gustaba tocarme debajo de las bolas y parte del ano, hasta que un día no se que hizo la desgraciada que me produjo un placer extraordinario. No les voy a negar que al principio la gracia de mi novia no me causó mucho chiste, quizás por los estúpidos prejuicios del que somos victimas todos, pero luego poco a poco fui abriendo mi mente y llegué a la conclusión de que estimularme el trasero no tiene nada de malo, igual lo hago yo mismo y siento que forma parte de la masturbación. Sé que muchos no pensarán como yo, pero vamos muchachos ya es hora de que no se limiten demasiado, porque estimular otras partes les ayudará a no caer en la rutina.
Yo desde que mi novia lo hizo, no dejo de meterme un dedo o estimularme el ano mientras me masturbo. No lo hago siempre, pero si cuando estoy que reviento de la excitación. Yo por ejemplo me introduzco un dedo en el culo cuando siento que ya voy a terminar y la verdad es que el orgasmo que experimento es brutal. Mi cuerpo se retuerce del placer mientras mi verga eyacula con una fuerza impresionante varios chorros de semen que terminan cayendo en mi pecho o incluso hasta en mi cuello por la fuerza con que salen disparados.
Estimularme las tetillas es algo que también me pone a mil por hora, me ayuda a tener una erección mas firme. Otra de las cosas que también suelo hacer mientras me masturbo es jugar con mis bolas. Son algo grandes, y cuando cuelgan bastante las jalo son suavidad, estirándolas. La sensación es muy rica porque al estirar la piel del escroto, también se va tirando parte de la piel de la verga y eso hace que mmmm se sienta excelente.
También he llegado a anillarme las huevas, pero ojo, no piensen que son piercing o cosas así, son simplemente anillos metálicos o plásticos por los que paso mis dos bolas y a veces hasta mi verga. Esto en si no causa un placer muy notorio, a lo mucho se siente como si agarraras tus bolas justo debajo del pene y las apretaras en dicha zona. Los anillos no causan dolor alguno sino una ligera presión encima de las bolas. Eso además de lo visualmente estimulante que se ven las dos bolas sujetas en torno a un anillo es espectacular.
En ocasiones también he jugado hasta con mi vello púbico el cual he rasurado algunas ocasiones aunque más me agrada simplemente tenerlo corto porque me gusta como se ve y así no se enredan los pelos en la mano cuando uno se jala la verga. Las bolas si suelo rasurármelas porque me gusta sentirlas suaves cada vez que me las agarro.
Suelo masturbarme en cualquier lugar, pero creo que algunas de mis mejores pajas han sido en la playa, en la montaña, en un vapor, y en mi cama. En la playa me masturbe al atardecer, estaba solo, casi no había nadie en la playa a esa hora y pues luego de nadar un poco, me acosté sobre la arena, detrás de un gran peñasco que había y me baje el bañador dejando mi pene al aire. La sensación de la brisa rozando mi pene era muy excitante. No tarde mucho en venirme, y deje que mi semen caliente cayera sobre mi cuerpo desnudo. En la montaña fue algo similar, solo que en esa vez no me desnudé totalmente porque hacía frío, me fui hacia lo alto de una montaña, me separé del grupo de excursión y acostándome sobre la hierba, me bajé los pantalones y procedí a pegarme uno de los más ricos pajazos.
En el vapor de mi casa me he pegado unos pajazos riquísimos, el calor, el mismo vapor, el ambiente caliente alrededor del cuerpo, la misma calentura de uno, todo se conjuga para que uno llegue al éxtasis total y luego además del sudor en el cuerpo uno se embarre con su propio semen producto de los ricos pajazos que me pego ahí dentro del vapor. En mi cama, ya podrán imaginarse los montones de pajazos que me he hecho y las tantas veces que mi cuerpo se ha estremecido en ella mientras mi verga dispara chorros de ardiente leche que me llevan al éxtasis total por unos minutos, para luego abrir los ojos y volver a la realidad de las actividades cotidianas.......Mmmm el rico pajazo ha terminado.

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